La maravilla verde: El Chocó biogeográfico flota en agua.

Arrierías 93

Pedro Luis Barco Díaz, Caronte

Uno de los objetivos pedagógicos de estas columnas en el Diario Occidente es inspirar a los jóvenes de todas las edades a enamorarse de nuestra selva del Chocó Biogeográfico. La selva vallecaucana, puede ser tan próxima como la brisa fresca que nos acaricia en el Boulevard del Río en las tardes de sol o tan lejana a nuestra cotidianidad como una luna de Saturno.

Las selvas, siempre han inspirado temor. En las épocas de Arturo Cova, la selva amazónica era considerada como un infierno verde, y a nuestra selva vallecaucana se la denominaba en la colonia, como la “cuna del abandono” y un “laberinto de selvas tropicales” que no acataba ni al rey ni a los franciscanos.

Según el botánico y biólogo francés Francis Hallé, especialista en selvas húmedas tropicales y en arquitectura de los árboles, para que exista una selva se necesita agua, mucha agua, y una multitud de seres vivos: hongos, bacterias, pequeños invertebrados, matorrales, arbustos, insectos y esas enormes plantas llamadas árboles.

En su exposición en la COP16 de Cali, titulada “La Urgente Necesidad de Arcos de Restauración y una Sociobioeconomía para la Amazonia”, Carlos A. Nobre destacó que “la Amazonia constituye la mayor concentración de biodiversidad de la Tierra, con el 13% de las especies descritas del mundo, comprimidas en sólo alrededor del 0,5% de la superficie total de la Tierra”. Añadió: “Hay más especies de árboles en una hectárea de selva amazónica que en toda Europa”. Se registran 50.000 especies de plantas, 100.000 de insectos, 350 de primates, 800 de anfibios y reptiles, 1.300 de aves y 3.000 de peces.

Pero nuestra selva, la del Chocó Biogeográfico, aunque mucho más pequeña, es aún más biodiversa por kilómetro cuadrado que la amazónica. Los científicos no conocen otra selva, dentro de la Vía Láctea, que acune más biodiversidad que aquella de la cual nos une (o nos separa) la cordillera occidental.

Esta selva abarca cuatro países: todo Panamá y la parte occidental de Colombia, Ecuador y Perú, con una extensión de 187.400 kilómetros cuadrados. Colombia y Panamá son los dos únicos países que tienen costa selvática en ambos océanos.

La parte norte colombiana es conocida como el “Tapón del Darién” la zona que desconecta a Suramérica de Centroamérica. Es una región desprotegida que ha sufrido de cerca la guerra, por su ubicación geoestratégica de talla mundial, dada su cercanía a ambos océanos. El periodista estadounidense Jasón Motlagh la definió como “el pedazo de jungla más peligroso del mundo”.

En esta selva tropical húmeda, no existen estaciones, solo dos temporadas: una con mucha lluvia y otra con aún más lluvia. En algunos lugares, como en el municipio de López de Micay, en el departamento del Cauca, se han registrado precipitaciones de 13.000 mm por año. “Dios abrió el grifo del cielo sobre López de Micay y no lo volvió a cerrar”.

En el municipio de Lloró en el Chocó, se han registrado precipitaciones cercanas a los 16.000 mm, lo que lo convierte en el municipio más lluvioso del planeta. El investigador Carlos Alberto Botero Chica, señala que los habitantes describen su clima así: “en verano llueve todos los días y en invierno todo el día”.

Por su parte, los guías turísticos de Tutunendo, corregimiento de Quibdó, la capital del departamento del Chocó, aseguran que “dos días que deje de llover es verano para nosotros”.

La otra región más húmeda del mundo es Mawsynram, en el Estado de Meghalaya, India, donde se han registrado precipitaciones cercanas a los 12.000 mm por año. Allí, la cordillera del Himalaya bloquea e impide el escape del Monzón cargado de humedad del océano Indico y del mar Arábigo proveniente del suroeste, lo que provoca un volumen alucinante de lluvia.

Aquí, los vientos cargados de agua provenientes de la evaporación del Pacífico, magnificados por la evotranspiración de la selva, más el efecto de la bomba biótica, de la cual hablamos en el artículo anterior, son bloqueados por la cordillera andina y producen una explosión de lluvia y de vida.

Como consecuencia, los ríos del Pacífico son espléndidos: el rio más caudaloso de nuestro departamento no es el río Cauca, sino el San Juan, y por mucho. Mientras el primero llega a nuestro territorio con 180 metros cúbicos de agua por segundo y sale con 320, el segundo le entrega al océano más de 2.000 metros cúbicos por segundo, siendo el de mayor caudal de todos los que vierten al Pacífico en Sudamérica.

Todo esto, nos debiera hacer exclamar: ¡Qué maravilla! ¡Qué magia! ¡Qué orgullo! ¡No existe mayor tesoro sobre la tierra! Ya es hora de que los gobernantes, universidades (sobre todo la del Valle) y gremios, con el debido acatamiento de las normas ambientales, también se enganchen al Pacífico. Sin el Pacífico, ni Colombia ni el Valle del Cauca, jamás alcanzarán mayores niveles de desarrollo.

[1] Participante estelar de La COP16 de Cali. Meteorólogo, científico y Premio Nobel de Paz brasileño.

[2] López de Micay, el lugar de Colombia y del mundo donde más llueve”. Noticias Colombia. 11 de noviembre de 2021.

[3] ECOPORTAL. El Chocó Biogeográfico, un Tesoro de la naturaleza. Carlos Alberto Botero Chica. 20 de febrero de 2010.

Total Page Visits: 15 - Today Page Visits: 5

Join the discussion One Comment

  • Pedro Luis Barco Díaz dice:

    Gracias a los profes Mario Ramírez, Jairo Sánchez y Manuel Tiberio Bermúdez por publicar mis columnas en Arrierías. Es un gran honor estar en esta plantilla de talentosos paisanos. Mil gracias.

Leave a Reply