Quincuagésima edición de Arrierías / Por Jairo Sánchez

El número 50 representa, como tal, infinidad de cosas: edad, millones, cosas, muertos, animales, etc. Sin embargo, este número tiene una alta significación en la vida de una ciudad muda como lo es Caicedonia, en donde las manifestaciones artísticas, culturales y literarias se silenciaron años ha.

Ese silencio tiene diferentes motivos: desaparición de esas actividades, desgano administrativo y pérdida de proyectos que venían funcionando como el Encuentro Nacional de Escritores, los concursos de cuentos, narrativas y musicales. Un desgano por incapacidad o ineptitud de quienes dirigen la Casa de la Cultura, pues no han podido proyectarla como debe ser, y mucho menos posicionarla a nivel intermunicipal como un ente que proyecte artes y oficios.

Una charla informal centralizada en la capacidad de los Caicedonitas para escribir y la inexistencia de un medio de difusión, originó la idea de hablar con algunas personas para que escribieran, con la única premisa de evitar el sectarismo político y religioso, y nuestro director, Manuel Tiberio, recopilaría esas colaboraciones y haría una publicación virtual mensual.

Así, comenzó, en formato digital, la aventura de “Arrierías”, solicitando voz, a voz, colaboraciones de Caicedonitas, en la localidad, en otras ciudades o en el extranjero.

La revista ha sido portal de diversos colaboradores:médicos, músicos, literatos, arqueólogos, arquitectos, ingenieros, estudiantes de literatura, niños, cuentistas, profesionales y gente del común que han dejado de lado, por un momento, sus ocupaciones, para permitirnos leer sus columnas y opiniones.

Para todos nuestros lectores y colaboradores les obsequiamos todas y cada una de las ediciones anteriores, basta hacer clic en la dirección web.

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