Por Rafa Davidzen

Hasta hace poco no se tenía noticia acerca de la existencia de una provincia prehispánica aposentada sobre el territorio que hoy ocupa Caicedonia entre el ocaso del siglo XVI y el albor del siglo XVII. Me refiero a la parcialidad que Diego de Bocanegra relacionó con los pijaos y con los cuales, muy probablemente tuvo contacto durante sus expediciones de 1603 en la región de lo que hoy comprende la subcuenca del río Pijao en Caicedonia.  Me refiero a la provincia de los bintima o bintimay.

Ubicación espacial de los bintima

Los bintima ocuparon según un mapa fidedigno de 1608 (1), las zonas aledañas al río Pijao (Hoy Caicedonia) y seguramente se extendieron hasta el río Palomino por el oeste, y hacia el norte hasta el río de Bulira o Barragán (que Bocanegra menciona en su tercera relación) en donde tenían a los buliras como vecinos en la zona que hoy comprende el Municipio de Génova (Quindío).

En la zona meridional de los buliras, en la partida de aguas que asciende hasta la cordillera Central, llegando al páramo de Barragán en cuya zona de influencia se encontraban con los uralamí y los totorambos (o toturambos) al otro lado de la cuchilla que desciende al Valle del Cauca en lo que hoy corresponde al municipio vecino de Sevilla.

Todos los investigadores que han podido elaborar las diferentes reseñas monográficas de Caicedonia (incluyendo algunas monografías de Sevilla) de los cuales cito especialmente a Róger Ríos Duque (1974), mencionan a los buliras como una tribu prehispánica con cierta ubicuidad en el territorio y por tanto un predominio unívoco para la región meridional del Quindío durante los siglos XVI y XVII, obliterando a las demás parcialidades presentes en el territorio, quizá por desconocimiento de otras fuentes documentales. Pues bien, Ríos Duque, al igual que Ulises Vásquez (1982), toman como referente bibliográfico las Noticias Historiales de Fray Pedro Simón, en su séptima noticia, Tomo V, donde el cronista le concedió una gran preponderancia a los buliras por ser una de las parcialidades pijaos que más daño causaban a Cartago en el imaginario colectivo castellano del siglo XVI. Entre las omisiones de estos dos autores, se encuentra la información que data de un mapa antiguo  de 1608, del Archivo General de las Indias, un mapa de uso militar con ocasión de la “Guerra de los Pijaos” publicado por Lucena (en 1965 en la Historia Extensa de Colombia) y en el cual –con las limitaciones cartográficas que pudieran existir en aquella época- es posible identificar la zona del río Pijao, y sobre el esbozo de este río una inscripción en castellano paleográfico con el nombre Bintima, plasmado probablemente por un cartógrafo conocedor de la zona –posiblemente asesorado por el mismo Diego de Bocanegra- que Juan de Borja -como presidente de la Real Audiencia de Santafé- encargó  para ser enviado como soporte de su relación de cómo hacer la guerra a los indios pijaos. Recordemos que la Corona mediante cédula real, había autorizado la guerra contra los pijaos desde 1605 (2).

En contra de la tesis altamente difundida de que los buliras fueron casi que exclusivamente los antiguos habitantes de Caicedonia, mi tesis va en la vía de presentar a los bintima como otros habitantes de la Caicedonia ancestral, que se relacionaron en el mapa de 1608, presentando ante ustedes evidencias documentales en las cuales me referiré a hechos etnológicos tocantes con dicha parcialidad, para tratar de dilucidar tanto su organización social como su relación con el medio ambiente. De esta manera mi hipótesis basada en el mapa en mención, y en la Relación de Juan de Borja de 1608 (3), indicaría que la designación de bintima como parcialidad indígena, más que los propios buliras, podría ser el primer nombre desde el punto de vista étnico del territorio caicedonita en el siglo XVII de lo cual existe evidencia documental. Sabemos que los buliras fueron célebres por las crónicas de Fray Pedro Simón referidas al último tercio del siglo XVI. Sin embargo, la dinámica social cambiaba constantemente, hasta llegar el siglo XVII, que en sus inicios mostró una serie de poblamientos pijaos para lo que hoy es Caicedonia. Entre ellos la presencia de los bintima. Situación que como sabemos duró unos cuantos años debido a la cruenta guerra desatada por los españoles en contra de los pijaos. Se puede decir que la guerra contra los indios pijaos se convertiría en la primera guerra oficial como tal llevada a cabo por la Corona en el Nuevo Reino de Granada comprometiendo la gobernación de Popayán (4), precisamente porque los pijaos tenían parentelas que se habían extendido hacia la vertiente occidental de la cordillera Andina (Central) en dicha jurisdicción, invadiendo ese territorio según Borja antes de la llegada de los españoles, debido quizá a desacuerdos o discordias con los panches, con los cuales formaban una sola comunidad étnica de acuerdo con una relación de Borja que se encuentra en el Archivo General de Indias (5). (Por eso algunos topónimos panches tienen las mismas raíces en lengua pijao). Otra causa de la invasión pijao al costado occidental de la cordillera Central, con probabilidad pudo ser la misma guerra iniciada por parte de expedicionarios castellanos desde el Nuevo Reino de Granada a partir de 1550. En contra de esta tesis, Forero (2006) demostró la existencia de vestigios arqueológicos que indican que la cordillera Andina en su vertiente occidental ya tenía asentamientos pijaos antes de la Conquista española.

Casi nada se conoce de esta parcialidad pijao de bintima. Solo aparece el nombre dos veces en la relación de Borja. Su presencia se visibilizó gracias al mapa de 1608. Y también a un informe del Fuerte denominado Real de Bulira y Nombre de la Trinidad. Sin embargo, como parte de los pijaos, podemos deducir algo de su etnografía. Esto debido a que existen fuentes del siglo XVI y XVII, que nos acercan al modo de vida de esta parentela de ascendencia pijao.

Los bintima jamás fueron reducidos a encomienda por las huestes españolas. Igual que aconteció con los buliras y la mayoría de parcialidades pijaos, resistieron a la invasión española. Poco a poco la estrategia guerra de tierra arrasada fue mermando su población, igual que las enfermedades que trajeron los españoles, hasta sumirlos a la extinción o exterminio étnico. Aunque falta investigación en tal asunto ya que pudieron migrar hacia zonas de refugio más abruptas y quizá hayan sobrevivido siglos más adelante. No hay investigaciones de ninguna índole que pueda confirmar tal hipótesis.    

La organización social en los bintima. 

Según la primera relación de Diego de Bocanegra, los pijaos vivían dispersos. No era costumbre vivir en núcleos poblados por varias familias vecinas. Esto quizá por su adaptación productiva al medio selvático, y a la forma de organización social de acuerdo al parentesco, que según se puede discernir de Friede (1978) y de Triana (1992), era de descendencia patrilocal, esto es la familia convivía con el padre del indio que hacía la unión familiar. De resultar cierta esta hipótesis, este tipo de descendencia explicaría la movilidad de las mujeres, debido a que estas una vez casadas debían abandonar la casa doméstica. Pudiéndose fomentar así la exogamia. O sea, la búsqueda de mujeres en segmentos parentales cercanos, conservando la raíz lingüística y algunos morfemas terminales característicos de estos parientes cognaticios con lazos patrilocales, cabe mencionar dos: el sufijo “ma” (putima, canchuma, bintima, otaima, etc), y el  “ira”, (lucira, bulira), entre otros (6).

Según Lucena (7), la familia estaba basada en un sistema poligínico, en otras palabras, el varón podía tener muchas mujeres. Añade Lucena, que esto era exclusivamente condicionado por el factor económico. La conformación de un cognado o filiación familiar pijao estaría pues subordinado al sistema productivo, que hacía depender la unión marital de forma íntegra al acceso de nueva tierra. Podría de esa manera explicarse de forma hipotética la gran expansión de los pijaos, con relativamente poca densidad poblacional.

Por fortuna para la región existen dos fuentes de primera mano que permiten deducir la situación en que vivían estas familias. No antes, sin aclarar que la guerra con los castellanos pudo modificar la manera en que los oriundos vivían. Ya que como he aclarado en mis apuntes que serán en breve publicados, la guerra causó desplazamiento, más dispersión, confederaciones, movilidad, zonas de refugio, y fenómenos de frontera (reconfiguración espacial de ciudades).

Según la relación de Pedro Sánchez del Castillo de 1584 (8), con referencia a las acciones militares emprendidas contra los pijaos, se puede deducir que los indios de la zona meridional de la hoya del Quindío vivían en forma de familias extensas (tomando un término actual), o sea en una casa podían vivir varios miembros de la familia, que si aceptamos era patrilocal, entonces estaba conformada por descendientes hombres del padre del varón, con sus mujeres cónyuges que provenían de parentelas cercanas.

En 1584, como retaliación a la quema del pueblo de Quindío, el capitán Sánchez del Castillo se dirigió con su hueste hacia el meridión de la hoya quindiana con el fin de “castigar” a los responsables del ataque.  De esa manera fue localizando diversas casas o bohíos apartadas unas de otras las cuales podían albergar desde diez hasta ochenta gandules (9). El tamaño de las casas no era igual. Según relata el capitán. Había unas más grandes que otras. Posiblemente las más grandes pertenecían a algún tipo de líder (cacique) o chamán.

En una de sus incursiones Sánchez del Castillo escribió: “Y viendo la casa, hicimos alto y con mucha vigilancia aguardamos que durmiesen. Y viendo el capitán que estaban sosegados dijo: “Santiago y a ellos” y seguimos todo al capitán y cercamos al bohío donde con la ayuda de Dios tomamos sus indios gandules y cuatro indias con sus criaturas, sin disparar arcabuz ni ser sentidos de las demás casas” (10). Aquí lo interesante es que en esa casa había varios indios varones o gandules. Entonces cada casa era una familia compuesta por varios hombres con sus cónyuges, y niños.

Después de esta incursión, los expedicionarios castellanos atormentaron a un indio para que les dijesen donde estaban las otras casas. Esto hace pensar con claridad que no estaban tan cerca unas casas de otras. El indio atormentado fue usado como guía para encontrar otra casa en la cual localizaron esta vez a más de diez indios. A media legua de allí encontraron otras siete casas. Una de ellas tenía más de 80 indios. Y era un bohío mayor a todos. Según Sánchez del Castillo “cercamos el mayor bohío de todos, en donde había adentro más de ochenta gandules y a todos pasaron por cuchillo, y los demás de las otras casas se fueron todos, por ser pocos soldados y no poder acudir a las demás casas” (11). Para quienes analizan la cronología de la violencia, y también para quienes son escépticos a una supuesta “leyenda negra” este es un buen dato. En una noche los españoles asesinaron al menos 114 indios al sur del Quindío.

En dicha relación el capitán admite haber ordenado el empalamiento (12) del cacique que había salteado en esa época (1584) a Sancho García por el paso del Quindío. El informe del capitán Pedro Sánchez del Castillo, es toda una alegoría a los métodos violentos utilizados por los españoles: empalamiento, tormento, muerte a cuchillo y por arcabuz y la posible esclavitud de hecho de los indios capturados.

Debido a todo eso, los indios tomaron retaliación contra los castellanos y en número cercano a los cien emboscaron las huestes castellanas que habían avanzado muy posiblemente hasta las tierras que hoy hacen parte de Caicedonia. Mataron tres españoles, varios indios “amigos” de los castellanos y al capitán lo hirieron de cierta gravedad en una pierna y en la espalda. En venganza, Sánchez del Castillo mandó a ejecutar a cuchillo a veintitrés mujeres que tenían como reas, como a algunos indios sujetos mediante colleras y a sus criaturas. (13)

La familia extensa pijao en la zona occidental de la Cordillera Central, es documentada por otra epístola del gobernador de Popayán Vasco de Mendoza y Silva, quien en 1603 escribió con relación a la cabecera del río Bugalagrande: “allí estuvieron poblados desde tiempos inmemoriales en un pueblo que llamaban Bijaucá…() …de mil casas grandes de seis y siete moradores en cada una…y bajaban a pescar al Cauca y a la laguna de Buga. (la cual no era la de Sonso sino la laguna del Burro en el actual municipio de Bugalagrande” (14).

Entre estas apreciaciones de la familia extensa, referidas en Vasco de Mendoza y Silva y en Sánchez del Castillo, y guardando reserva acerca del distanciamiento cronológico, el promedio sería de casi 8 indios por casa. Estas casas estaban apartadas unas de otras. Algunas veces a más de media legua (unos 2.6 km aprox. ). Con estos datos se podría realizar una nueva aproximación al cálculo de la densidad poblacional de los pijaos en la zona meridional del Quindío. Quizá sea otro resultado diferente del realizado por Velásquez, y otros autores (15).

No se conoce quien lideraba a los bintima. Puede existir en la gran cantidad de archivos en Sevilla, alguna pista. Por ahora se desconoce. Lo cierto es que construían sus casas en los filos de las lomas (los denominados patios de indios). Se comunicaban por señales de humo. De acuerdo con Lucena en los pijaos  “existía el matrimonio por compra, con precio de novia, que consistía primero en ofrendas de aves a los padres de la novia y luego en la típica sementera de maíz, quizá varias, que se entregaban cuando estaba en sazón, recibiendo a cambio la esposa y otra sementera que serviría para el sustento de la nueva familia” (16).

En cuanto a la unión marital afirma: “No se practicaba el matrimonio precoz y estaba prohibido el contacto prematrimonial, al menos para las mujeres. Estas manifestaban externamente su estado de doncellas, mediante ataduras de cordeles en brazos y piernas, según hemos dicho, que soltaban en su primera noche de casadas” (17).

Y en cuestiones de infidelidad: “El adulterio era castigado llevando a la infractora a una choza para que fuera poseída por todos los jóvenes y hombres solteros del grupo. Luego era enterrada hasta la cintura en una encrucijada de caminos y se la lapidaba. El contacto prematrimonial de la joven era castigado por el marido con la muerte, durante la misma noche de bodas” (18).

El medio ambiente y los bintima.

Los bintima aprovecharon los recursos del medio. Usaron probablemente la microverticalidad como parte de la adquisición de nuevos productos agrícolas.

Los bintima se aposentaron sobre Caicedonia. Se sabe en la actualidad de acuerdo con la clasificación de los ecosistemas por parte de la autoridad ambiental (19) que en esta región tenemos al menos dos categorías de Orobioma Andino (biomas de montaña): el Orobioma Bajo de los Andes (en adelante OBA) y el Orobioma Medio de los Andes (en adelante el OMA).

Un ecosistema del OMA es el Bosque Frío Húmedo en Montaña Fluvio-Gravitacional (siglas: BOFHUMH), ubicado en las cuencas de los ríos Amaime, Bugalagrande, La Vieja y en zona de ladera de La Paila, Tuluá, Buga, Caicedonia, Sevilla, entre los 2.000 y 3.300 msnm. La temperatura oscila entre los 12ºC y 18ºC, con una precipitación estimada entre 1.500 a 3.000 mm/año, con régimen pluviométrico bimodal (20).

Según CVC-Funagua “Los suelos son bien drenados, profundos y algunos moderadamente profundos limitados por material compactado. Los órdenes característicos son anfisoles, andisoles, molisoles e inceptisoles (21).  Los molisoles le confieren fertilidad a estos suelos, los cuales, quizá, fueron usados para sembrar turmas (papas) en esos ambientes altos y fríos. Según Cubillos, la turma o papa fue fundamental en la dieta de los indios pijao (22), siendo sus cultivos referenciados por Simón para la región oriental de la cordillera Central (23).

En el caso de Caicedonia, la ocupación por parte de los pijaos, de orobiomas como el OMA, es un hecho. Con seguridad, las tierras fértiles del ecosistema BOFHUMH, entre las cotas de los 2000 a los 3000 msnm, les proveía posibilidades no sólo de obtención de alimentos, sino también de vías para la movilidad y producción vertical en la zona montañosa oriental del Valle del Cauca.

El ecosistema BOFHUMH sufre una transición en su lado oriental, al descender a la cuenca del rio La Vieja, dando paso al ecosistema Bosque Medio Húmedo en Piedemonte Diluvial (BOMHUPD), en un rango altitudinal entre los 1.000 y 1.600 msnm, con suelos bien drenados, profundos a poco profundos, texturas en escala con moderación  gruesas, hasta finas, mediana fertilidad (24). Estos suelos son aptos para la guadua, por eso la gran cantidad de cañaverales que documentan las crónicas y relaciones de la provincia quimbaya. También se evidencia en la literatura el uso para las labores agrícolas por parte de los bulira, bintima, quindío y canchuma, en frontera con las provincias quimbayas de pindaná y Tanambí (25). Según dejó constancia documental en su primera relación de 1603, Diego de Bocanegra quizá entró al ecosistema BOMHUPD por el valle del río Bulira (Barragán), donde estuvo “quemándoles todas sus poblazones y rancherías, cortándole todas sus arboledas, plátanos, aguacates, frutos y palos de bija, arrancándoles todas las comidas, raíces y legumbres recién sembradas que se pudieran hallar, sin dejarles ningún género de mantenimiento”(26).  Al parecer, por las evidencias etnohistóricas, el BOMHUPD, poseía alta fertilidad.

Este ecosistema ha sido también transformado en extremo, pues ha sido intervenido en un 92,4%. De sus vastos cañaverales hoy solo quedan pequeños fragmentos, en medio de inmensas zonas destinadas a ganadería, cultivos de plátano, café y cítricos (27).

Los suelos del Bosque Medio Húmedo en Piedemonte Diluvial (BOMHUPD) son bien drenados, profundos y algunos con profundidades moderadas, limitados por material compactado (28). La flora característica de ese ecosistema está representada en el encenillo (Weinmannia sp.), tachuelos (Solanum inopinum), robles (Quercus humboltdtii), chachafrutos (Erithyna edulis), balso tambor (Ochroma pyramidale),  aguacatillos (Ocotea sp.), cedros negros (Junglans neotropica) (29). También es posible encontrar la palma de cera (Ceroxylon quinduense). Además, es el hábitat de una gran cantidad de animales, entre los que se destacan la nutria de río (Lontra longicaudis Olfers, 1818) y la gaucamaya cariseca (Ara severus) que se encuentra en la actualidad en vulnerabilidad de acuerdo con la CVC (30).

El ecosistema presente en Caicedonia que más aprovecharon sin duda los bintima, corresponde al ecosistema de Bosque Medio Húmedo en Montaña Fluvio-Gravitacional (con siglas: BOMHUMH), presentando, además, vestigios de antiguos pobladores, en especial, en las zonas de oteros con pendientes suaves como aquellos que conforman las primeras colinas del río Pijao, parte de la Tesalia, zonas aledañas al piedemonte cordillerano incluyendo la Cabecera Municipal.

En consecuencia, los bintima, debieron aposentarse con probabilidad, en la cabecera del rio Pijao, en el rango altitudinal entre los 1.000 y los 2.000 msnm, zona representada en la actualidad con el paisaje cafetero. La flora típica de este ecosistema son los guamos (Inga sp.), los cerezos (Prunus serótina), el chachafruto (Erithyna edulis), los laureles (Persea sp.); (Ocotea sp.), el azuceno (Landerbergia magnifolia), el cedro cebollo (Laplacea sp.), el yarumo (Cecropia sp.), la palma de cera (Ceroxylon quinduense) entre los cuales abundó la fauna terrestre.

En este ecosistema sembraron quizá maíz, pero también como afirmó Cubillos, obtenían de la tierra, arracachas, bija, hayo (coca), yuca, plátanos, y una diversa variedad de frutas entre ellas aguacates, zapotes y guayabas.

La zona era estratégica, pues los indígenas pijaos se distribuyeron desde las partes altas (Páramo de Barragán) hasta sus zonas bajas (valle del Maravélez). En ellos se hacían intercambios de productos (microverticalidad) entre las parcialidades de totorambo, ularamí, bintima y bulira.

El comercio de sal y oro en los bintima.

Hay evidencias documentales sobre el comercio de sal prehispánico en Caicedonia (31), además de la explotación colonial anterior a 1741 -quizá también de uso primitivo- entre los ríos  Bugalagrande y La Paila,  mostrando la importancia que tenía este recurso para los antiguos habitantes de la zona meridional del Quindío y de la zona del valle de San Miguel en Bugalagrande. No deja de llamar la atención que justo los hallazgos arqueológicos que constatan esta actividad productiva, se verifica en plena zona de frontera cultural entre quimbayas y pijaos conforme a un mapa elaborado por Joseph López Rodrígues en 1579 (32), lo que supondría una actividad comercial fronteriza entre estas sociedades prehispánicas.

La explotación de placeres auríferos de los diferentes ríos que cruzan el territorio caicedonita, ocurrió desde tiempos inmemoriales. La presencia de oro en gran parte de las tumbas prehispánicas encontradas por guaqueros a lo largo y ancho del territorio así permite evidenciar una industria del oro transformado en objetos de uso ritual o religioso. El oro no poseía valor económico tal como lo conocemos hoy. Era intercambiado por sal y otros objetos prehispánicos.

Conclusiones.

Los bintima, bintimaes o bintimay – según un mapa militar fidedigno de 1608 del Archivo General de las Indias- era la parcialidad pijao que ocupó el río Pijao, y por ende se ubicó espacialmente sobre el ancestral territorio caicedonita, al menos durante los primeros años del siglo XVII.

Los bintima tenían una organización social dividida en segmentos de parentesco cuya ascendencia según algunos autores era patrilocal.

Los bintima se distribuyeron en el ecosistema de Bosque Medio Húmedo en Montaña Fluvio-Gravitacional (BOMHUMH), representando en la actualidad el paisaje cultural cafetero.

Su principal sustento fue el maíz, seguido de raíces, y frutas, pescados, aves, reptiles y algunos mamíferos.

Los bintima practicaron la microverticalidad con parcialidades vecinas, con las cuales obtenían en intercambio otros alimentos que en su ecosistema no producían. Por ejemplo, las turmas. Estos a cambio recibían otros productos como el maíz.

La abundancia de recursos naturales les brindó la posibilidad de mantener núcleos familiares patrilineales extensos con un promedio de 9 personas por familia.

Los bintima tenían a los buliras como vecinos con quienes limitaban en el río Bulira o Barragán, y que ocupaban parcialmente la zona norte de Caicedonia.

Los bintima podían acceder al comercio de sal y del oro. Abundante en su territorio.

Notas.

  • Archivo General de las Indias. MP-PANAMA,26.
  • Carta de Don Juan de Borja sobre el estado de la guerra contra los indios Pijaos, fechada el 25 de mayo de 1610. F1v. en Tovar (1995: 474) Relaciones y visitas a los Andes. Tomo IV. Región del Alto Magdalena. Colcultura. Giro Editores Ltda. Santafé de Bogotá.
  • Juan de Borja: Relación y Discurso contra los indios pijaos. (1608) En: Leovigildo Bernal Andrade. Los heroicos pijaos y el Chaparral de los Reyes. (Bogotá, Litho Imagen, 1993), 283-322.
  • Archivo General de Indias. QUITO, 16.R, 11,N  f2r. De lo que convendrá saber en la pacificación y castigo de los indios pijaos.
  • Carta de Juan de Borja a Su Majestad, sobre su entrada contra los indios paeces y pijaos. (1606). AGI: PATRONATO,196,R.27
  • German Cortes Tocarema, Molá; Toponimia de los sitios sagrados del pueblo pijao en el municipio de Natagaima del departamento del Tolima. Tesis de grado. (Universidad Externado de Colombia, Bogotá,2018), 28.
  • Véase: Lucena, M. Datos antropológicos sobre los Pijao. En: https://pueblosoriginarios.com/textos/pijaos/familiar.html  recuperada el día 28-X de 2021.
  • Ver. Documento 1180. Informe de la expedición de Pedro Sánchez de Castillo contra los indios pijaos en el Quindío. Sin lugar ni fecha. 1584. En Friede, J. (1976). Fuentes documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada. Tomo VIII.
  • Ibid.
  • Ibid.
  • Ibid
  • Ibid
  • Ibid
  • Juan Salcedo. Buga de la prehistoria a la historia. Boletín de divulgación del Centro de Historia Leonardo Tascón. Vol 1 No 1:6, Buga, citado por Carlos Armando Rodríguez. Tras las huellas del hombre prehispánico y su cultura en el Valle del Cauca. (Cali, INCIVA, 1992), 286.
  • Juan José Velásquez Arango. Nuevas perspectivas para la historia del pueblo pijao, siglos XVI Y XVII. Fronteras de la Historia. Vol. 26, N.° 1. 256p p. 256 -279, enero -junio (2021). P. 266. DOI: https://doi.org/10.22380/20274688.1125
  • Véase: Lucena, M. Datos antropológicos sobre los Pijao. En: https://pueblosoriginarios.com/textos/pijaos/familiar.html  recuperada el día 28-X de 2021.
  • Ibid
  • Ibid
  • Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/393794004/Informe-Final-Ecosistemas-CVC-1
  • Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva. Ob. Cit., 105
  • Ibid
  • Julio César Cubillos.  Apuntes para el estudio de la cultura pijao. Boletín de Arqueología, vol. 2, núm. 1 (enero-marzo 1946), 59
  • Fray Pedro Simón, Noticias Historiales de las Conquistas en Tierra Firme. Tomo V, séptima noticia, capítulo XLV, 303 
  • Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva, 101
  • Véase: Mapa de Josep Castro realizado en 1579. Archivo Central del Cauca (ACC), Sección mapas y planos. SC392.
  •  Primera relación del Capitán Diego de Bocanegra. 1603. En Enrique Otero Dacosta. Archivo Historial de Manizales. Vol. II. (Manizales: imprenta Departamental, (1920):2004), 294
  •  Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva, 202
  •  Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva, 98.
  •  Informe final. Convenio No 256. CVC- Fundación Agua Viva, 99.
  •  CVC-Fundación EcoAndina. Planes de manejo para 18 vertebrados amenazados del Departamento del Valle del Cauca. (Cali. CVC. 2007), 82-85.
  • Bruhns, en 1974, investigó evidencias arqueológicas del comercio de sal prehispánico en la hacienda Los Quingos, Municipio de Caicedonia. Ver:  Karen Olson Bruhns, La salina de los Quingos: Nueva información sobre el intercambio prehispánico de sal. En Cespedesia. Vol. V. Nos. 17-18. (Cali. INCIVA. 1975),89-100
  •   Plano del pueblo de yndios de los Zerrillos, Provinçya de Popayan.  ACC. Mapas y planos. (SMP), 1579.

Referencias bibliográficas

Adolfo Triana Antorveza, La colonización española del Tolima. siglos XVI y XVII. (Bogotá. FUNCOL. Ed. Dimensión Educativa. 1992)

Eduardo Forero Lloreda. El Rosario: un asentamiento prehispánico en “la sierra de los pijao”, municipio de Buga, cordillera Central (Colombia), Maguaré, Número 20, (2006)

Juan Friede, Los Quimbayas bajo la dominación española. (Bogotá. Carlos Valencia Editores. 1978).

Róger A. Rios Duque. Caicedonia: Síntesis Histórica-Geográfica y Socio-Económica de una Gran Ciudad. (Caicedonia, Cooperativa de caficultores, 1974)

Ulises Vásquez. Monografía de Caicedonia. (Caicedonia, 1982)

Rafa Davidzen es seudónimo de Rafael Antonio Castaño Vélez. Autor.

Para mayor información favor escribir al correo: ecoambientes3000@hotmail.com

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Se prohíbe la publicación sin la expresa autorización del autor. Copyright 2021 por Rafael Antonio Castaño Vélez.

Si desea acceder a una mayor información sobre este tema, les recomiendo el libro “Fronteras, límites y periferias del Imperio Hispánico en el valle alto del río Cauca, provincias de Cartago y Buga, siglos XVI y XVII” favor enviar un email al correo referenciado arriba.

Otras publicaciones del autor están disponibles en la revista digital arrierías. Cuatro números anteriores efectuadas por el autor:

Arrierías número 49: Alegorías en la “Sierra Alta de los Pijaos” durante la época Colonial. Ver: https://www.arrierias.com/alegorias-en-lasierra-alta-de-los-pijaosdurante-la-epoca-colonial-autor-rafael-davidzen/

Arrierías número 50: ¿Por qué los Pijaos hurtaban las campanas católicas?

Ver: https://www.arrierias.com/por-que-los-pijaos-hurtaban-las-campanas-catolicas-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 51: Que significó la exclamación ¡Santiago y a ellos! En el sur del Quindío.

Ver: https://www.arrierias.com/que-significa-la-exclamacion-santiago-y-a-ellos-efectuada-al-sur-del-quindio-en-el-ocaso-del-siglo-xvi-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 52: ¿Fue la hoya del Quindío tierra de frontera cultural prehispánica?

Ver: https://www.arrierias.com/fue-la-hoya-del-quindio-tierra-de-frontera-cultural-prehispanica-por-rafa-davidzen/

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