Para: Revista Digital Arrierías 68

La música fue, es y será una de las actividades más sublimes del ser humano. Una expresión comunicativa a través de los sonidos que le permite llegar a otros con un mensaje o para el disfrute personal. Todas las canciones evocan sentimientos espirituales, amor, desamor, esperanza, desesperanza; llevan un mensaje. Poetas, instrumentistas e intérpretes son la amalgama de producción espiritual que ha estado en la humanidad desde tiempos primitivos.

Sin ti, no podré vivir jamás/ y pensar que nunca más, estarás junto a mi”/. Cantaban los Panchos, ese extraordinario trío mejicano, canción creada por Pepe Guizar.

“Lucerito de plata no le digas a nadie que me has visto llorar/, sólo quiero que sepas que mi llanto es sólo porque ella se va”. Canción de Pepito Maduro, en las voces inolvidables del Trío Vegabajeño.

“En la noche un perfume de flores evoca tu aliento embriagante y el dulce besar de tu boca/ y mis labios esperan sedientos, un beso de ti/”. La voz del inconmensurable Alfredo Sadel, interpretando este bello tema, Nocturnal, de otro grande José Mojica.

En fin, sería eterno citar frases que pasaron a la historia a través de la música popular en voces inolvidables: Javier Solís, Fernando Albuerne, Víctor Hugo Ayala, Tania Libertad, Toña la Negra, Jorge Negrete, Carlos Gardel, Corsini, Libertad Lamarque y miles de personajes más que han dejado un legado para la posteridad. Canciones con letras que movían al respeto, a la añoranza, al recuerdo.

Si bien hoy por hoy hay todavía poetas y músicos que se mueven dentro de los cánones del buen gusto y el respeto, hay otros que sobrepasan límites y que, contradictoriamente, tienen millones de seguidores en el mundo. Algunos temas de los géneros rock, el Rap, Reggaetón, Hip Hop y otros inventos que quien esto escribe no entiende, interesa o conoce, rayan en el mal gusto, la misoginia y desdicen del valor de la mujer como ser humano. En síntesis, son una afrenta para la dignidad. He aquí ejemplos:

“Metértela bien rico como te gusta a ti/, ponte en cuatro y te lo saco, como hace Tatis…” Es una “canción” Volví, en la voz de un personajillo de pésima voz y malas maneras: BadBunny.

Un tal Darel, “canta”,“Dale tomo, ponte los implantes, dale que después que yo te echo el polvo, te doy los implantes”.

“Después de Dios, soy tu todo” /.  Dice en su sonsonete Romeo Santos.

Maluma: “Me he comido cuanto culo por ahí, pero ninguna daría la vida por la mía”/. Sin comentarios.

“Ella busca un tipo como yo/, que le meta el órgano que le llegue a la garganta/ y le bloquee el oxígeno/, puede ser que le llegue a la matriz”.  “Canción” de un descerebrado que dice llamarse Arcángel. Tema: Se le va.

Asco, por no decir lo menos, es el que produce esta terminología estúpida llevada al conocimiento del público en conciertos a los que asisten miles de personas, especialmente jóvenes. La denuncia hecha pública por la periodista argentina, radicada en España, Ceci Doven, precisa este tema que todo mundo oculta pero que es necesario hacerla masiva para señalar la carga de misoginia o ataque alevoso contra la mujer que, en el fondo es una incitación a la violencia.

Para esto se prestan los medios masivos de comunicación, las redes. En televisión hay casos patéticos de mal gusto, que, como en el caso de los “cantantes” arriba citados, también producen asco, vergüenza, rechazo. Son los realitys, productos de “entretenimiento” televisivo donde se reúnen personajes con libretos pre diseñados y, muchos de ellos, tienen que ver con la convivencia en lugares específicos donde comienzan a debelarse las pasiones más bajas del ser humano.

“Que viva el degenere sexual”, es el lema predominante en uno de esos concursos que se presentan masivamente para todos los públicos en la televisión por cable. Acapulco Shore, Río Shore, Colombia chore, en fin, recorrido por varios países donde predomina el turismo; regiones de playas bellísimas y mansiones de ricos propietarios en los cuales desarrollan estas actividades que rayan en la violencia, el desfogue sexual, las borracheras, el lenguaje soez, sin sentido.

Los “artistas” o participantes de esta orgía de desvergüenza, son jóvenes entre 20 y 30 años, como máximo. Ellas, voluptuosas, bonitas, desenfadadas, con deseo no simulado de acción sexual sin límites y ellos, jóvenes atléticos, efebos con bonita cara, atléticos y de cuerpos llenos de tatuajes. Ninguno de los asistentes demuestra formación humanística. Son de lenguaje muy limitado. Quienes más aparecen son mejicanos y su comunicación pobre y sin profundidad, se limita a palabras como: Güey, hijo de la chingada, pendejo, pedo, me vale verga, pinche, mierda, encular, cabrón, zorra, no mames. Otro de sus lemas: “no hay nada mejor que la putería”. Les juro, amables lectores, que es una oración de menos de 15 líneas, estas son las palabras predominantes.

Las borracheras llegan al exceso; las broncas o aparentes peleas son el libreto obligado. En las mismas habitaciones jóvenes teniendo sexo a la vista, defecando y orinando sin control en las mismos dormitorios o espacios colectivos; un desorden de aseo llevado al máximo. Espectáculo grotesco, degradante, asqueante.

Por mis creencias y mi formación académica, creo que el derecho a la intimidad permite el desfogue sexual entre adultos, sin límites cuando hay consenso. No me aterran las relaciones íntimas entre personas del mismo o diferente sexo o cuando son colectivas, como las orgías, el poli amor y otros inventos que vienen desde tiempos inmemoriales, cuando se hacen en plena intimidad consensuada, Me aterra e indigna que se utilicen los medios, especialmente la televisión, en horarios públicos para todas las edades con el fin de presentar la degradación humana como normal ante los ojos de la sociedad, de los jóvenes, los niños.

Este negocio tan rentable para los productores de semejante desafuero, ¿no debe ser llevado al área de adultos, esto es, al sector de pornografía?¿Cómo llamar a los agentes activos de esta orgía? ¿Prostitutas y prostitutos, barraganas y barraganes? Artistas no son, ¿cómo los llamaría usted, amable lector? ¿Cómo denominar a los “empresarios” de esta sección pornográfica?

No es entretenimiento lo que produce este espacio televisivo por cable en esos realitys llamados “shores”. Es pornografía.

POST SCRIPTUM: Presento excusas a todos los lectores de la Revista, especialmente quienes lo hacen de esta columna en particular. Pasa que no puedo callar ante la ignominia, ante el desastre de una sociedad que ha convertido el sexo, la intimidad, el amor de pareja, de personas, en un simple festín mercantilista que para nada educa. Son espacios abominables de degradación del ser humano, especialmente de la mujer; donde la misoginia es latente y la sociedad calla. Quienes callan ante estos hechos son tan culpables como quienes diseñan estos espacios pornográficos presentados en televisión general, sin restricciones.

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  • Ernesto Pino Londoño dice:

    Artículo de invaluable importancia, cuando se trata de defender la buena música y rechazar enfáticamente estas tendencias «neo» o «post» musicales, entre otras, el reguetón. Creo que en la última década, estos horrorosos sonidos, con letras desalmadas, llenas de vulgaridad y mal gusto, tienen el apoyo de una industria discográfica, qué alucinada ve como se llenan sus bolsillos de dinero, más sucio, quizás que el del narcotráfico: un mundo con tantos conflictos no puede exponer impunemente a que sus niños confundan todo lo bueno que tiene la cultura mezclada con estos venenos rítmicos. Hace poco disfruté del baile de la salsa clásica en un sitio de gran ascendencia juvenil. Me sorprendió gratamente cuando jóvenes de menos de 30 años, cantaban la música del Gran Combo y de La Fania: música de los años 70. Pero ellos la sentían como propia del siglo 21. Eso da esperanza. Solo la buena música puede detener la barbarie actual de la música reguetonera.

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