Editorial

La humanidad, en el presente siglo, vive situaciones apocalípticas como consecuencia de las guerras, la superpoblación en determinadas regiones del planeta y la pandemia que ha costado miles de vidas hasta en los países donde la salud es un derecho fundamental bastante protegido y desarrollado. Por supuesto, Colombia, nuestra tierra, no escapa a estos fenómenos de carácter mundial.

Tenemos una guerra ancestral, riqueza en recursos, pero pobreza de la población por la galopante corrupción y despilfarro que nos ha llevado a estimar que nuestro país no es una democracia sino una mezcla entre esta y dictadura, esto es, somos una democratura, como nos clasificara un gran jurista internacional, el constitucionalista español Gregorio Peces Barba, rector de la universidad Carlos III de Madrid, España, ya fallecido.

Los tres poderes básicos de nuestro Estado de Derecho:legislativo, ejecutivo y judicial, además de los llamados entes de control, han sido permeados por la corrupción. No es sino detallar, analizar, observar y deducir la situación del aparato legislativo para no adentrarnos, por ahora, en la situación del ejecutivo rodeado de políticos corruptos desde hace varias décadas, o del aparato judicial con jueces, fiscales y magistrados de altas cortes señalados, juzgados y condenados por torcer la ley, y por actuaciones dolosas en la protección de corruptos en todos los órganos del gobierno.

El caso de Representantes y Senadores, colegiado general del aparato legislativo, es patético. Sueldos millonarios en un país empobrecido y acosado por la gran carga impositiva; gozan de privilegios como si fueran potentados de poderosas multinacionales, viajes, teléfonos, carros con chofer y escoltas, comidas, desplazamientos a cargo del presupuesto, en fin, es Colombia uno de los países donde los legisladores, en el mundo, sólo trabajan medio año y además de la gabela salarial enorme, son favorecidos por un aparato burocrático sin paralelo con  otros países de mayor riqueza, desarrollo y poder que el nuestro: 172 Representantes a la Cámara y 108 Senadores, para un total de 280 miembros del gigantesco aparato legislativo.

Esa enorme burocracia cuenta, además, con otra burocracia aún mayor, las UTL o Unidades de Labor Legislativa, escogidos por cada uno de los legisladores a su antojo y amaño entre amigos, amantes, fichas claves para lograr reelecciones casi de por vida, recomendados de otros políticos, en fin, no sobresalen por sus conocimientos constitucionales sino por ser alfiles de la gran maraña politiquera de más de 30 seudo partidos políticosy en el fondo, los escogidos, son carga ladrillos de lleva y trae para la consecución de otra carga corrupta: los contratos de obras públicas, tecnología, alimentación de niños, etc.; tramitadores de licitaciones amañadas, en fin, saqueadores o asaltantes del presupuesto nacional.

Los elegidos de las UTL tienen una asignación de entre 3 y 15 salarios mínimos vigentes y cada legislador tiene un cupo de 10 burócratas. No es sino sumar burócratas, sueldos, canonjías mensuales yla suma de billones es astronómica, tanto así, que con el sueldo de un mes de todos los “asesores” de legisladores, se podría alimentar a miles de los desnutridos niños de la inmensidad de nuestro territorio, por espacio de un año.

Otra carga que se suma al presupuesto anterior, son los esquemas de protección: escoltas, choferes, armas. Un legislador de la costa, una zona de gran riqueza en recursos de explotación minera, pero con gran pobreza de su población, tiene dos carros blindados último modelo en su zona de influencia, mientras debe permanecer “legislando” en la ciudad de Bogotá.

Alguna vez, en una conferencia, Gustavo ÁlvarezGardeazabal -el gran escritor colombiano-, aseguró que, si en Colombia no existiera tanta corrupción, no estaríamos obligados a pagar tantos impuestos. Aquí planteamos un oxímoron: la corrupción en un delito, pero en Colombia hay un delito legal: corrupción a través de tráfico de influencias, las UTL y contratistas que se amparan en el poder de legisladores para cometer sus fechorías; no es sino recordar el caso patético de un senador de Caldas, apenas investigado y condenado por una parte de sus delitos, pero de quien no se ha profundizado su relación dolosacon alcaldes y gobernadores que se prestaron para sus fechorías.

Lo grave de nuestra “democracia” que a esos “representantes del pueblo”, los elige una enorme población que no tiene derecho a exigir ni a que se tengan en cuenta sus inquietudes. Se eligen por voto popular y una vez elegidos, se desligan de sus votantes. He ahí, una de las formas de democraturasque en el mundo existen a las cuales se refería el gran maestro Peces Barba. Pobre de nuestro país si no protestamos y exigimos con fortaleza argumentativa nuestros derechos,dentro de los mecanismos de protección que tiene nuestro Ordenamiento Jurídico.

Ah, se me olvidaba. Además de contratistas, UTL y legisladores, nuestro flamanteCongreso tiene de planta casi 2 mil empleados directos. Sumen y saquen sus propias deducciones, amables lectores.

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Join the discussion One Comment

  • Raquel Correa U dice:

    Tal cual
    Bolivar en 1830 se lo dijo al general Juan José Florez: La América es ingobernable para nosotros. El que sirve una revolución ara en el mar.
    Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada,para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos colores y razas

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