<<La Arqueología, como ciencia, es la doctrina más importante para el avance y el manejo de la vida humana>>.
Con este artículo, se pretende resaltar que la arqueología es una disciplina científica que está en constante renovación; que ha dejado atrás, hace ya muchos años, la concepción del interés exclusivo por los objetos fabricados por el ser humano, incluyendo en su ámbito de estudio no sólo aquellos artefactos que han visto modificado su contexto natural, sino todo el entorno donde se ubican los yacimientos, permitiéndole a la ciencia avanzar en la comprensión del comportamiento humano.
El Paisaje Cultural Cafetero, como Patrimonio de la humanidad, actualmente está inmerso en incontables problemáticas para su implementación y desarrollo. Esta nominación nos conduce hacia una perspectiva regional donde la participación de todos los actores en los procesos de reconocimiento, valoración, protección, uso y difusión del patrimonio cultural nos permita aportar y dinamizar este proceso patrimonial.
En particular, la Arqueología permite demostrar en perspectiva de larga duración, aspectos sobre los orígenes culturales compartidos y la herencia homogénea de integración cultural aplicable en este caso. También, se leconsidera necesaria para una adecuada gestión sostenible donde no sólo debe enfatizar en los aspectos técnicos del Patrimonio Arqueológico (Diagnóstico, Inventario, Registro, Especialización), sino enlasestrategias educativas con el fin de empoderar a maestros y alumnos en la “dimensión viva” del patrimonio, como también en la necesidad de protección, profundizando sobre los distintos <<usos sociales del patrimonio>>. (García-Canclini, 1999).
Nuestra región ha sido ocupada por sociedades humanas durante, al menos, veinte milenios, lo que ha marcado este territorio con una excepcional y única combinación de rasgos culturales dejados a través del tiempo, como los actuales cultivos cafeteros que son sólo la última fase de una larga secuencia histórica de usos del suelo y transformaciones del paisaje.
En la última década, una serie de planteamientos relativos al estudio y puesta en valor del patrimonio cultural, está tomando cada vez más fuerza y relevancia: nos referimos a los conceptos de Paisaje Cultural y Valoración del Patrimonio Arqueológico en el marco de estrategias de planificación territorial.
El Paisaje Cultural comienza a emplearse, de manera efectiva, en una serie de proyectos en contextos nacionales conde consideran que la protección del patrimonio arqueológico debe pasar por un compromiso serio entre los responsables de la investigación histórica y de aquellos encargados de las planificaciones territoriales (administraciones municipales y/o regionales). La trayectoria de la investigación arqueológica en los últimos años, no ha sido ajena a estos cambios y los límites temporales – espaciales y el planteamiento de investigaciones regionales o la integración de nuevas tecnologías que son ajenas al cambio en el concepto de paisaje: este ha dejado de ser un concepto abstracto en la investigación y ha pasado a integrarse, de manera efectiva, en los estudios arqueológicos como producto de procesos históricos y síntesis de relaciones sociales. (Orejas, 1991-95-98).
Fruto, de todo este cambio, es el aumento en Colombia de las zonas arqueológicas como figuras de protección del patrimonio (en el marco de la ley de Patrimonio Cultural Colombiano 1985) o la creación de parques culturales como forma de valorar el Patrimonio Arqueológico en el cual los paisajes culturales aparecen como figuras definidas, entidades susceptibles de ser estudiadas, valoradas y protegidas como tales.
En relación con estos cambios, se ha producido una serie de transformaciones y el desarrollo de nuevas medidas para la protección del patrimonio, de su gestión y valoración: La conservación y difusión del Patrimonio Arqueológico en las disposiciones legales emitidas por los organismos estatales, deben ser considerados como uno de los principales objetivos de las políticas de protección y planificación. En este contexto, los arqueólogos son los responsables de hacer efectiva la cooperación con los planificadores regionales, de forma que asegure su protección, difusión y valoración, de forma eficaz.
El Patrimonio se considera como un recurso explotable económicamente pero su rentabilidad debe ser abordada en un doble sentido: a- Cultural y b- económico y turístico, de manera que se conviertan en elementos útiles para el desarrollo de ciertas regiones en las que puede llegar, incluso, a ser el recurso más importante.
Los últimos aportes emitidos por la EuropeanAssociationofArchaeologists, se refieren, en concreto, a la gestión de los recursos arqueológicos: Entre estos, se encuentran los paisajescomo categoría establecida. En este marco se subraya la responsabilidad de los arqueólogos en la protección y explotación del patrimonio arqueológico que han sido escogidos desde la direccionalidad y la declaratoria del PCC. Deben ser abordados en colaboración con especialistas y con las comunidades locales: el Patrimonio Cultural y el Patrimonio Natural. Todos ellos son un buen ejemplo de cómo el Patrimonio Arqueológico puede ser protegido, valorado y exp0lotado de manera efectiva.
Todo el orden patrimonial arqueológico, entre los más importantes de los atributos del PCC, está en riesgo por el saqueo y la destrucción permanente de sus yacimientos, además de la mínima estimulación a la investigación sistemática para su salvamento como puede verse de manera, en Armenia, nuestra capital del Quindío, donde se usurpa el paisaje con la construcción desmedida y poco planeada de bloques de apartamentos que tiene como consecuencia, la destrucción de sitios y rasgos arqueológicos que deberían nutrir una de las consideraciones más importantes en la declaratoria del PCC.
Los problemas planteados, las decisiones adoptadas y, en definitiva, lo que consideramos desde nuestra óptica debe ser el compromiso ineludible entre investigación, valoración y difusión.
Joel García Pulgarín
*Arqueólogo, Universidad Nacional de Colombia. Coordinador del Comité de Protección Arqueológica del Quindío.