Detalles de una relación entre Fidel Castro y García Márquez
Un cuento de Gabo padeció el horror en El Bogotazo. Fidel Castro, quien también lo vivió rescató un manuscrito allí. Cerca de cincuenta microrrelatos atribuidos al escritor persa Salahan. Reposan en el archivo Random House de ¡a Texas University. Con una particular dedicatoria de Fidel Castro a García Márquez. “Con enorme gratitud a mi proveedor de best seller inquietantes”. Se refería a los recurrentes libros que Gabo le regalaba. Para aliviarle las fatigantes lecturas de los Insoportables informes burocráticos. Según le contó a Stella Bravo en una entrevista memorable. Transcribo algunos de esos microrrelatos en torno al mítico Nasrudin.
Sobre los subreales viajes con Nasrudin
Fueron maravillosos e innumerables mis viajes con el gran Nasrudín[1] . Visitamos todos los territorios asombrosamente inexplorados de la antigua Turquía. Me contó las anécdotas compiladas por el indio Idries Shah. Y la gran mayoría me hicieron destornillar de la risa. Las impensables razones de cabalgar de espaldas en su asno. Los pormenores de su estadía en el séquito de Tamerlan. Algunas de sus conversaciones con los diversos discípulos de Gurdjief. Los grandes secretos del sufismo como una práctica del bienestar. Los tiempos vividos con Nasrudin fueron una particular iniciación poética. Porque cada jornada compartida me dejaba al filo del asombro.
El hombre que cabalgaba de espaldas
La situación no es fácil de describir por lo surrealista. Dos hombres viajan por los caminos de la antigua Turquía. Uno de ellos cabalga de espaldas en su burro manso. El otro camina a su lado mientras escucha las historias. Le brillan los ojos, pletóricos de enorme respeto y admiración. Aunque no puede evitar reír con algunas de las anécdotas. Un gran turbante y una enorme barba adornan al cabalgante. Su espíritu apacible y su aspecto de santón trazuman bienestar. Ese hombre es Nasrudin, el gran maestro de maestros sufíes. El otro hombre soy yo, en una de mis transmigraciones.
Continuarás siendo
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Transmigrado, de esa forma le gustaba llamarme al gran Nasrudin. El mulá descubrió mi particular condición desde nuestro primer encuentro. Un tratamiento cómplice que de alguna forma acercaba nuestras realidades. Porque Nasrudin es un personaje mítico de improbables procedencias geográficas. Se supone que él vivió en la Península de Anatolia. En una época indeterminada entre los siglos XIII y XV. Su nombre Nasr-ed-Din significa «victoria de la fe». Y el apelativo Hodja, significa «el maestro» o «el profesor». En una de nuestras múltiples conversaciones cuestioné su real existencia. Nunca olvides transmigrado: uno es hasta cuando alguien lo recuerda.
No lo 0lvides nunca
Transmigrado, insistió Nasrudim, uno existe hasta cuando alguien lo recuerda. Desde esa perspectiva yo debo mi existencia a múltiples situaciones. Una de ellas, la tradición oral que prolongó mis anécdotas. Otra, el uso que de ellas hicieron los maestros sufíes. Mis anécdotas fueron utilizadas para iniciar prosélitos en el sufismo. Así como la compilación y divulgación que hiciera Idries Shah. Un destacado escritor indio especializado en el estudio del sufismo. Además de las innumerables ediciones internacionales de ese juicioso trabajo. Situaciones que aún me permiten seguir existiendo en la actualidad. Apreciado transmigrado, el nombre de Nasrudin todavía se sigue gugleeando.
Memorias de una venganza
Nasrudin porque le pusiste a tu asno el nombre: Tamerlan. Esa es una historia muy larga, pero trataré de resumírtela. Fui un destacado integrante en el séquito del rey Tamerlan. Pero perdí su favor por chismes e intrigas de palacio. Tamerlan decidió reconocer los aportes de los integrantes del séquito. Mientras mis compañeros recibieron riquísimos vestidos ataviados de piedras preciosas. Yo recibí como agravio el raído manto de un asno. En venganza proclamé: un asno me regaló su propio manto. He hice circular la venganza por los rincones del reino. Deshonré a mi asno con el manto y su nombre.
El encuentro con Gaecho
En cierta oportunidad se encontraba Nasrudin conversando con Gabriel Vergara. Psicólogo humanista quindiano promotor de las teorías del filósofo Silo. Gabriel le compartía a Nesrudin una anécdota reflexiva del siloismo. «Nuestro héroe cotidiano se sintió vagando en su laberinto vital. Se detuvo angustiado y una necesidad se hizo muy urgente. Encontrar nuevamente el hilo para darle dirección a su vida. Para así diferenciar el gran hilo de las hilachas efímeras. Invocó a Ariadna para que lo ayudara en la tarea. Bastó recordarle al héroe que el hilo siempre estuvo ahí. Pero éste sólo es visible cuando se cambia la mirada».
Una historia de puertas verdes
Cada mañana Nasrudin acostumbraba pintar la puerta de su casa. Mientras trabajaba me hacía preguntas y reflexionaba sobre el sufismo. Fanaa es el término sufí para la aniquilación del yo. Maqaam es el nivel uno de la emisora de desarrollo. Para los sufistas un Manzil es un plano de conciencia. Pero es necesario alcanzar siete Manziles para integrarse con Alá. Nosotros practicamos acciones internas y externas para lograr el Manzil. Acciones externas como la pintura ayudan a lograr el Manzil. ¿Sabes qué se necesita para que una puerta sea verde? No lo dudes contestó: pintarla todos los días; de verde.
Sobre las trampas del tiempo
Nasrudin me puedes contar ¿Por qué acostumbras cabalgar de espaldas? Claro que sí mi apreciado transmigrado esa acción tiene explicación. Cabalgar de espaldas es otra acción externa para un Manzil. Un plano de conciencia para estar presente en mi presente. Tamerlan avanza hacia un futuro al cual yo nunca llegaré. Mientras yo miro el pasado cierto que voy dejando atrás. Este plano de conciencia me evita muchas ansiedades y nostalgias. Un Manzil que se convierte en un surtidor de bienestar. Los seres humanos viviríamos con mayor tranquilidad si lo entendiéramos. El futuro no nos pertenece y el pasado ya fue.
CARACTERISTICAS DEL NARRADIEZ
García Márquez fue un apasionado por estudiar las “costuras escriturales”. Para comprender a cabalidad cómo sus colegas frguaban las historias. Ejercicio hermenéutico frecuente que sustentaba su formación como gran escritor. Argumentò el comandante Fidel Castro en alguna de sus entrevistas. Dedicó cuantiosas energías a descifrar los secretos del manuscrito regalado. Encontró que los cincuenta microrrelatos obedecían a un formato común. Microrrelatos de cien palabras en diez oraciones de diez palabras. NARRADIEZ podría llamarse este formato narrativo que enriquecería la minificción. Incrementaría las probabilidades creativas del centenar de formatos del minicuento. Como el cuento atómico, el mibonachi, el haikuento, el tankuento.
. MEMORIA DE AUTOR
CarlosAlberto Villegas Uribe. Escritor y artista colombiano (Calarcá, Quindío, 1961). Ph.D. en lengua, literatura y medios de comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, UCM (España). Tiene estudios de Maestría en Escritura Creativa en University of Texas at El Paso, Utep (Estados Unidos). Fue profesor universitario. Creó la cátedra Psicogénesis de la Risa en la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana. Director de la revista Termita Caribe y del Boletín de la Red de Estudios Interdisciplinarios sobre la Risa —Reir—, T.A. en la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea en la Utep. Ha publicado los ensayos Caricatografía y periodismo, La caricatografía en Colombia: propuesta teórica y taxonómica, el libro de relatos Cuento contigo. Ha publicado en revistas de Colombia e internacionales. Fue becario del programa Becas de Alto Nivel para Profesionales de América Latina (Alban) de la Unión Europea. Como artista plástico ha recibido premios y menciones en los salones regionales del Quindío. Además, fue distinguido con la Orden al Mérito Literario Ciudad de Calarcá 128 años, con el Escudo del Departamento del Quindío y con el Premio Will Eisner (2017) en la modalidad Vida y Obra del Colectivo Cultural Comic Sin Fronteras (Pereira, Colombia).