Arrierías 92

Anid Jocabed

Han Kang, Sur Corea, premio Nobel de literatura 2024.

En el mito de Dafne y Apolo, la ninfa se transforma en árbol al concluir su arrebatada huida para no caer en manos de su depredador. La perseguida mujer, privada de su voz, elige la metamorfosis como único camino de huida y salvación. En la breve novela La vegetariana, de la surcoreana Han Kang, como también sucede en la novela Plaga, breve también, de la joven colombiana Juliana Javierre, asistimos a dos transformaciones de sus personajes femeninos, cada una dentro de contextos distintos, pero las cuales tienen una misma característica, definida y fácil de identificar, aunque las culturas sean tan diferentes, la surcoreana y la colombiana: mujeres vulneradas por sujetos propios de una sociedad patriarcal.

            Ambas abusadas verbal y físicamente, sufren un cambio exterior como grito denunciando todo cuanto les sucede en el interior, “un monstruo del mundo humano, del mundo de las mentiras, la violencia y el horror, un mundo que está ahí fuera, alrededor, que se expande y todo lo alcanza.” (Barros, Villazón, 2023). El interior del cuerpo, el interior del hogar.  El interior de sus sentimientos.

            Yeonghye, en La Vegetariana, y Emilia, en Plaga, son dos mujeres, la primera ama de casa y, la segunda, una adolescente de 15 años viviendo su cotidianidad de manera normal.

            No obstante, algo acontece como producto de presiones externas a cada una de ellas, que a lo largo de la obra conducirá a que padezcan una transformación que incidirá de manera trágica en sus vidas. 

            Han Kang, narra en una prosa enérgica y con bellos fragmentos poéticos como Yeonghye tiene un sueño que la lleva a negarse a comer carne de nuevo. Rompe por completo sus costumbres. Afronta consigo misma y contra quienes la rodean una situación que va a trastornar su presente y su futuro.  Todo a partir de un sueño que será el principio de otros y, por consiguiente, de una serie de comportamientos que poco a poco la alejarán de su humanidad. La protagonista siente que se está convirtiendo en una planta. Lo experimenta con su cuerpo, con sus sentimientos, desde todo su ser. No lo rehúye. Con valentía y notorio estoicismo, actúa en pro de dicha metamorfosis. No le teme ni la niega. La recibe como se le va presentando.

            Por otro lado, Javierre, de quien desconozco si cuando escribió su novela ya había leído tal obra de la surcoreana, nos describe a una Emilia que comienza su transformación luego de la llegada de una súbita plaga de mosca. Una de estas entra por su boca y llega a su estómago. La protagonista siente que hay una criatura en su vientre, considera que la mosca ha incubado allí y que por tal motivo su vientre se encuentra abultado.

            El Premio Nobel de Literatura 2024 se otorgó a la escritora coreana Han Kang cuyas obras están cargadas con mensajes contra la violencia, la injusticia y el patriarcado. Es uno de los elementos sobresalientes de La Vegetariana, que ocurre en un contexto surcoreano, “cuestionaba los cimientos de su visión del mundo y reconocía la representación siniestra de una estructura cínica de valores parasitarios” (Barros, Villazón, 2023). La narración nos retrata el día a día de una pareja típica de esta nación y esta cultura, analizando a fondo la violencia contra la mujer y el poder del hombre sobre ella. Luego, sucede el cambio. Se produce el sueño que provoca en la protagonista una radical transformación de sus hábitos alimenticios:

 “A su alrededor y sobre el suelo de la cocina había desperdigadas tantas bolsas de plástico y recipientes herméticos que no quedaba lugar donde poner los pies. Ternera cortada… panceta de cerdo, dos jarretes completos de vaca, calamares… anguilas limpias y troceadas… corvinas semisecas… empanadillas congeladas… un sinnúmero de paquetes que no se sabía qué contenían. Haciendo crujir el plástico, mi mujer estaba metiendo esos bultos uno a uno en una gran bolsa de basura”. (Han, 2007).

A partir de la nueva dieta vegetariana, donde el tipo de comida parece impulsar al cuerpo y a la mente, a la personalidad de la protagonista a cambios con los que ninguno contaba, empezará una rápida, irrefrenable transformación tanto interior como exterior en franca contraposición con las normas sociales, con los egoístas deseos de los hombres que la rodean y de la rígida estructura familiar. En lo que resta de la obra, nos encontraremos con la negativa constante de Yeonghye a consumir carne. “—No como carne.” (Han, 2007), De esta manera la protagonista decide sobre su cuerpo, territorio de resistencia, y a partir de esta decisión se enfrenta a su esposo y a su padre, símbolos de la sociedad patriarcal. Su resolución es un acto de resistencia que también llega a ser, a extenso plazo, a lo largo de la novela dentro de un proceso al que asistimos con cierto tipo de espanto, un consciente y premeditado acto de autodestrucción.

Su cuerpo ya no es ese elemento sensual-sexual que pudo haber sido en un principio, sino que asume otra forma como producto de su metamorfosis donde, “desaparecidas todas las características sexuales de una adulta”, cambia por completo y se sustituye a sí misma, ni siquiera en otra mujer u otra persona sino en un elemento de la naturaleza, puesto que la protagonista siente que se va convirtiendo poco a poco en planta, en árbol: “yo estaba cabeza abajo… Me crecían las hojas en el cuerpo y de las manos me brotaban las raíces… Estas se metían bajo la tierra…” (Han, 2007). Y esta mutación no se relata con frases o metáforas trágicas. Su hubo dolor o angustias, sorpresas, miedos en el personaje, no lo sabemos porque tal mutación de ser humano a planta, se nos presenta con total mesura, con veladas sugerencias y de una manera donde todos los lectores aceptamos con gusto esa forma de la protagonista escapar tal vez de su represor medio hogareño.

Juliana Javierre, con cuya novela pretendo presentar en este ensayo algunos tópicos semejantes a los de la surcoreana, nació en la ciudad de Pereira, Colombia, ha publicado varios libros en los cuales transmite un mensaje oculto en sus historias. Plaga transcurre en Sopinga, hoy llamado La Virginia, pueblo azotado por las plagas y por el abandono del estado. Si bien las plagas llegan al pueblo entero, me resulta curiosa la manera en que transcurre la historia, donde el pueblo olvidado y la abrupta invasión de las moscas, descritas con algunos de sus rasgos naturales, sucede como telón de fondo. La autora nos narra los sucesos, sentimientos y transformaciones físicas de la adolescente, luego de esta tragarse una mosca e iniciarse dentro de ella, como le sucede a la protagonista de La vegetariana, un proceso de cambios físicos que, a pesar de ser fantásticos, los aceptamos como naturales en ellas. Es imposible no pensar, cuando se asiste a estos procesos de cambios físicos en ellas, nada menos que en el cambio que sufrió Gregorio Samsa en La metamorfosis. En el proceso de escritura de sus novelas en ambas novelistas, es indudable que, por algún lugar, estaba la memoria de Kafka.  Lo cual no les resta originalidad, pero sitúa a este par de autoras con sus novelas, en esa misma dimensión de lo fantástico, de la angustia existencial, en que se mueve la obra del escritor de Praga.  

En la novela de Javierre el pueblo entero se ve amenazado por la plaga. Mientras sus habitantes soportan el hambre y diferentes malestares, sucede el extraño evento:

“Fue ahí cuando la sintió entrar en vuelo directo por su garganta. Sintió las seis patas sucias de mierda y de basura abriéndose camino en su interior, la larga lengua vomitándola por todos los frentes —el corazón, el hígado, el bazo, los pulmones—, los dos ojos o los miles de ojos escrutando el espacio en la elección de la cavidad más conveniente para depositar los huevos. La sintió clavarse, hacerse un lugar entre la vejiga y el recto. Asco. Un asco envolvente, pegajoso, le apretó la garganta como si la estuvieran jalando desde adentro.” (Javierre, 2021).

La descripción del suceso, bien podría interpretarse desde el punto de vista femenino, como una apología de la violación; esa manera súbita como el insecto entra en su cuerpo, el asco hacia la mosca y hacia ella misma, el lugar donde Emilia siente que la mosca se instala, la necesidad urgente de expulsar tal elemento ajeno a su cuerpo, todo esto y más, a nivel físico y psicológico, sintiéndolo con su cuerpo pero también experimentándolo desde sus sentimientos de mujer que debe ser receptáculo de esa plaga.

Y en especial el odio que la embarga, “se odió como si dentro de sí existiera otra” (Javierre, 2021), en la vergüenza que aquello significaba, “sería una vergüenza para su familia” (Javierre, 2021), todo esto siente la protagonista en un corto periodo de tiempo. En tal lapso, comienza a sentir esa transformación desde adentro: “Desde el día de la irrupción de la mosca en su cuerpo, algo en ella había cambiado de forma definitiva.” (Javierre, 2021). Siente a otra. Ya no es ella misma o ella sola, consigo misma, sino que siente la intrusa removiéndose dentro de ella. Hay alguien más, hay algo más en su ser y en su individualidad, un fastidioso huésped no invitado pero que se posesiona de su corporeidad total, igual que dentro del cuerpo de Yeonghye la carne, los músculos, todo se transforma en leño, en tronco, en hojas, en ramas, en savia, Emilia siente la mosca dentro de sí. Y como es de esperar, porque en unos momentos claves de las novelas descubrimos que algo gravísimo va a sucederles a los personajes dentro de las transformaciones de la cuales son sujetos pasivos, su cuerpo se transforma: “la forma cóncava y hueca, parecida a un panal, que empezaba a adquirir su abdomen.” (Javierre, 2021).

En ambas novelas vemos una relación entre los pechos femenino, el fetichismo sexual masculino por los mismos, la masofilia, y la necesidad de la mujer de cambiar esto. Por un lado, Yeonghye, mujer adulta y casada se niega a usar sujetador, “no le gustaba usar sujetador.” (Han, 2007), mientras Emilia, adolescente en etapa de desarrollo se los cubre, “tal vez notaría que los senos seguían creciendo, que habían crecido tanto que ni siquiera rodeándolos con una venda era posible disimularlos” (Javierre, 2021). Ninguna de ellas desea dejar tales partes de sus cuerpos expuestas frente a los hombres. Ni mucho menos a disposición de estos.

Las transformaciones que suceden en La vegetariana y en Plaga, examinan la relación entre el cuerpo femenino y la sociedad, critican las estructuras patriarcales y la violencia sistémica ejercida en diversas culturas sobre la mujer. Han Kang, narra como una mujer redefine su existencia en sus propios términos, mientras que Juliana Javierre realiza su particular denuncia contra esas violencias. Ambas protagonistas sufren violencia física. Sin embargo, es en La vegetariana, donde es más claro y contundente, más crítico y despreciable el abuso, las violaciones sexuales y el poder que ejercen los hombres sobre las protagonistas. En Plaga, es más un asunto de símbolos dejando entrever cuanto sucede en realidad.

En conclusión, ambas novelas con las transformaciones de sus protagonistas destacan la resiliencia de la mujer frente a la adversidad, aunque esto implique eliminarse a ellas mismas y cuestionar los límites de la identidad humana. La lectura de este par de novelas, así como lo he ejercitado en esta manera de hallar paralelos y encontrando semejanzas, ha sido para mí otra forma de valorar tanto los estilos y contenidos de cada una de las autoras, como el encuentro con climas narrativos de violencia contra las mujeres que las hacen necesarias para el análisis y la reflexión del tipo de novelas contemporáneas donde lo fantástico marcha a la par con lo real. Y donde la voz femenina de las autoras no requiere de un espacio geográfico específico para denunciar y afrontar las injusticias contra las mujeres.

Referencias

Han, K. (2007). La Vegetariana. Zaragoza: Titivillus.

Javierre, J. (2021). Plaga. Bogotá: Seix Barral.

Barros García, Benamí; Villazón Busta, Jimena. (2023) «Morir en árbol para matar al monstruo. Lo fantástico como resistencia a la violencia y el androcentrismo en La vegetariana de Han Kang». Brumal, Vol. 11 Núm. 1 (2023), p. 105-125. DOI 10.5565/rev/brumal.968 <https://ddd.uab.cat/record/275734> [Consulta: 5 noviembre 2024].

Anid Jocabed. Editora y escritora quindiana.

Total Page Visits: 55 - Today Page Visits: 1

Leave a Reply