En ediciones anteriores se escribió sobre el lenguaje en general, el lenguaje de señas, el simbólico, el escrito, y el proceso cerebral y anatómico de la producción de ese magnífico instrumento, que nos distingue de otras especies, el lenguaje oral.
Pero existe un proceso superior en el lenguaje, cualesquiera sean las formas de las que se esté estudiando. Ese proceso es la interpretación mental de lo transmitido, ya sea como emisor o como receptor. Es la conversión de lo abstracto a lo concreto, es la proyección mental de la idea que se tiene de lo que llega a las áreas cerebrales del conocimiento.
El complejo mecanismo de sublimar una palabra u oración lo realiza el cerebro mediante una liberación de neurotransmisores que desencadenan una intercomunicación neuronal que permite la precisión conceptual.
Lo planteado, con bases científicas, sobre las áreas de Broca y Wernicke sobre la especialización de áreas cerebrales, para la comprensión del lenguaje y asociación auditiva, y la manifestación de problemas por lesiones de dichas áreas, como: Alexia, o incapacidad para leer, Anomia, o dificultad par hallar palabras, o Afasias, desórdenes del habla, ha sido revisado y replanteado en razón a que la organización cerebral es muy difusa para hablar de áreas específicas, y además existe la posibilidad de hallar áreas funcionales migrantes del habla cuando hay enfermedades como la epilepsia. 1.
La capacidad cerebral para interpretar y llevar a un nivel superior el mensaje que le llega puede mirarse en la lectura.
Muchas personas son apasionadas por la lectura y lo hacen por pasatiempo o por verdadera vocación. Hay ejemplos de lectores famosos: Jacques Bergier, autor conjunto de “El Retorno de los Brujos” comenzó a leer a la edad de 2 años; a los 4 años ya hablaba y leía ruso, hebreo y francés, y para cuando ya tenía 8 años, escribía y hablaba perfectamente ucraniano, ruso, hebreo, francés, alemán e inglés, y había ya comenzado sus estudios, autodidácticamente, en matemáticas y física. Desde pequeño había sido un asiduo lector: leía de 4 a 10 libros por semana, y se dice que recordaba con facilidad donde estaba determinado pasaje de un libro, al igual que Stephen Hawking, quien recordaba las ecuaciones que le había dictado a su asistente, inclusive con los símbolos, negativos o positivos. Mentes prodigiosas, pero no únicas. Existen muchos ejemplos de personas como estas.
Muchas otras personas no les gusta la lectura y si lo hacen, no se sumergen en las profundidades de los textos para buscar el mensaje oculto, subliminal, trascendental que el autor quiso transmitir.
Como ejemplo tres autores de condiciones, países y estratos diferentes dejan entrever, en sus palabras, como la vida que les ha tocado sobrellevar, ha marcado su lenguaje escrito de una manera tal que el lector debe sobrepasar la dimensión de la simple lectura hacia la interpretación mental del mensaje.
Porfirio Barba Jacob, nuestro humilde maestro de escuela, nacido en Santa Rosa de Osos, en 1883, sufrió el ostracismo, la persecución política y el exilio. En sus poemas transmitía la angustia del destierro, el rechazo a su condición sexual y su vida desaforada. Murió en Ciudad de México consumido por la marihuana, el alcohol, la tuberculosis y la miseria.
Al saber de él, leerlo, se vuelve un ejercicio de lectura trascendental porque la interpretación de sus palabras adquiere una dimensión que pocas veces ejercitamos.
De su poema “FUTURO”
“Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento…
Era una llama al viento y el viento la apagó.”
De: “Canción de la Vida Profunda”
“Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.”
Óscar Wilde, el gran escritor irlandés, de gran formación académica y reconocimiento, prototipo del caballero elegante, buena vida y conocedor de excesos. Se dice que modificó la mente humana y cambió el color de las cosas con sus aforismos, epigramas y paradojas, y solo cuando se profundiza en su personalidad, época (1854-1900) en la que vivió, gente de la que se rodeó, preferencia sexual y trabajos forzados en una cárcel, se logran entender sus palabras de queja ante el mundo. 2.
“La única manera de librarse de una tentación es caer en ella”
“En este mundo solo hay dos tragedias. Una es no conseguir lo que se desea, y la otra es conseguirlo. La última es la peor.”
“No son los seres perfectos, sino los imperfectos, los que necesitan amor. Es cuando caemos heridos por nuestra propia mano, o por la mano de otros, cuando el amor debe viene a curarnos. Si no es así, ¿para qué sirve el amor?”
“Fui un hijo tan característico de mi época que, en mi perversidad, y en interés de esa perversidad, convertí las cosas buenas de mi vida en malas, y los males de mi vida en cosas buenas”
Rabindranath Tagore
(Ravindranatha Thakura en bengalí), Premio Nobel de Literatura en 1913 nació el 7 de mayo del año 1861 en Calcuta (India) en el seno de una adinerada y prestigiosa familia, fue el autor de tal cantidad de material escrito, que aún hoy día, más de cien años después, su obra es desconocida en muchas partes del mundo.
Fue un erudito total, rebelde y opuesto al gobierno inglés y su tiranía. Fue reconocido Caballero Inglés, lo aceptó y luego lo desechó, por sus controversias con el Rey de Inglaterra. Al final de su vida le fue concedido el título de Doctor en la prestigiosa Oxford. Su obra fue traducida inicialmente por Zenobia de Jiménez, esposa de Juan Ramón Jiménez.
Durante un periodo de reflexión y descanso, escribió los muy conocidos aforismos que son la expresión más profunda de su genio poético. La obra es conocida como “Pájaros Perdidos” y su lectura permite a la mente ahondar en la interpretación de escritos de un autor exótico para nosotros.3.
“Si de noche lloras por el sol, no verás las estrellas”
“- ¿No ves como nosotras, las hojas rumorosas, sabemos responder a la tormenta? ¿Quién eres tú, di, tan callada?
-Yo no soy más que una flor”.
“Las estrellas no temen parecer gusanitos de luz”
“El hacha del leñador pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio.”
“La hoja, cuando ama, se hace flor. La flor se hace fruto cuando adora.”
- El Mito del Cerebro y el Yo. Rodolfo R Llinás. Editorial Norma. 2002
- Óscar Wilde. Aforismos y paradojas. Efraín Sánchez. Villegas Editores.
- Rabindranaz Tagore. Obra escogida. Aguilar Ediciones. 1975.