GUERRA: APOCALIPSIS HUMANITARIA
Para: Arrierías 73
Por: Mario Ramírez Monard
“Una noche nos despertaron gritos horribles. Al día siguiente nos enteramos de que los nazis se habían quedado sin gas y los niños habían sido arrojados vivos a los hornos”.
Por disciplina académica, tengo la costumbre de revisar permanentemente en mi pequeña biblioteca libros y documentos que han alimentado desde muy niño mi deseo de entender la guerra, el porqué un ser humano es capaz de eliminar, asesinar o lesionar a otra persona como aconteció en Caicedonia, mi pueblo, en aciagas épocas de la llamada violencia política.
Uno de mis profesores en la universidad Carlos III de Madrid me regaló un extenso documento donde se estudió, por una comisión de la verdad, lo que pasó en la tenebrosa dictadura argentina de la década de los 70 donde se cometieron actos que horrorizaron al mundo y allí, como forma de recordatorio, estaba la cita con la cual inicio este escrito para Arrierías.
Comienzo a comparar la actualidad con esa dictadura, con la segunda guerra mundial y con la época de violencia política en mi país. Es toda una película de horror, de ignominia, de atrocidades acumuladas que, en mi concepto, deben darse a conocer como una forma de no repetir la infamia.
En Colombia, nuestro bello y sufrido país, las diferencias partidistas, doctrinarias con un fondo económico de posesión de tierras a través del despojo, el desplazamiento forzado, los criminales que impulsaron ese desastre, esto es, políticos, dueños de la tierra y de la economía, utilizaron a los mismos campesinos insuflando en ellos el odio partidista como medio para lograr sus aviesos fines. Los actores materiales de estos actos de barbarie, señalados por la gente del común como bandidos, pájaros o chulavitas, aplicaban formas de tortura o las creaban como vehículo de terror. Violaciones de mujeres y niños, asesinatos frecuentes de personas, en fin, actos que no eran muy diferentes a los experimentos y torturas aplicados por los nazis, los japoneses, los rusos con sus gulags y las técnicas de las dictaduras militares como las creadas por la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) en Argentina.
Los planes arteros, violentos, macabros y escabrosos que muchos criminales idearon para dominar el poder, la economía, un Estado, reflejan el apocalipsis humanitario que ha vivido el mundo. La maldad del ser humano y su capacidad para desarrollarla, para aplicarla al individuo, a la sociedad, no la entiendo, están al otro lado de mis convicciones y de los principios morales y éticos que aprendí de mi profesión, de mis viejos, de mi entorno familiar.
Encuentro una cita del gran escritor Stefan Zweig, de origen austriaco, biógrafo e historiador que se acerca a mi pensamiento sobre la maldad delos seres humanos, de aquellos perversos que imponen su dominio económico o políticos, sujetos o criminales que recurren al asesinato, a la confrontación, la guerra cuando comprueban o sienten que hay oposición o dificultades para imponer su dominio cobarde: “Así nacen siempre las guerras: de un juego con palabras peligrosas; de una super excitación de las pasiones nacionales y así, también, los crímenes políticos. Ningún vicio y ninguna brutalidad en la tierra han vertido tanta sangre como la cobardía humana”, escribía Zweig.
Es una reflexión que considero acertada porque solo los cobardes se escudan en el poder, en las armas o el dinero para generar sufrimiento sobre los de abajo, los desamparados, los inermes seres vivos de la tierra.
POST SCRIPTUM: La deserción y la crisis escolar que sufre nuestro país, es otro apocalipsis. Aquí es donde aparecen los grandes teóricos de la educación graduados de La Sorbona, Yale, Harvard y otras muy renombradas europeas que se dedican a especular o a traer soluciones muy viables para Europa o norte América. Desde Caicedonia, maestros, ya pensionados, son hombres sabios, que conocen el medio y la diversidad colombiana, plantean el problema y hacen un análisis real de la crisis. Sus aportes, valiosos de por sí, por lo que han aportado y vivido en su experiencia como maestros, los presentaremos en edición 74 de Arrierías.
