Por Manuel Tiberio Bermúdez
Siempre hemos sabido que las abejas son pequeños insectos muy trabajadores que producen miel y cera.
Las admiramos desde niños cuando en la escuela nos decían que eran ejemplo de trabajo y organización y de paso nos enseñaron que tenían jerarquías específicas: reina; zánganos y obreras. De esa jerarquización aprendimos el apelativo de “zánganos” para quienes éramos poco afectuosos de cumplir con las tareas impuestas, nos gustaba la vida suave y poco compromiso que realizar.
Luego nos enteramos que este pequeño animalito habita en todos los continentes del planeta, menos en la fría e inhóspita Antártida. También descubrimos que es uno de los insectos de más antigüedad ya que lleva sobre el planeta hace la bobadita de 30 millones de años.
Pero de algún tiempo hacia acá, estos pequeños seres alados han recibido especial atención. Son muchas las campañas que se están haciendo alrededor del mundo para evitar que los dañemos o que debido al uso de insecticidas y pesticidas en los cultivos acabemos con ellas pues se ha comprobado que el afán de una agricultura intensiva e irracional afecta a todos los insectos que ayudan a la polinización incluyendo, claro está, a las abejas.
¿Pero, que es lo que hace tan importantes a las abejas?
Uno tiende a creer que las abejas que existen son las que logramos ver en los apiarios o en las flores –si es que las hay- de nuestros jardines. Pero lo cierto es que los estudiosos del tema han logrado averiguar que hay miles de especies de abejas que tienen distintas funciones en la naturaleza y aseguran que existen más especies de abejas que aves y mamíferos sumados, pero lo más importante del asunto no es su diversidad sino que las abejas son las que polinizan más del 80% de las plantas de la tierra en más de 90 tipos de cultivo, aseguran.
Es decir, las abejas polinizan la mayor parte de las plantas que existen, y aunque hay otros animales que también polinizan como las hormigas, los murciélagos, entre otros, las abejas realizan el porcentaje más alto de la polinización en los cultivos.
Es decir, agregan los estudios, que haciendo de lado los alimentos básicos como el trigo, el arroz o el maíz que son polinizados por el viento, todos los otros alimentos ricos en micronutrientes dependen de las abejas.-
El mayor peligro que enfrentan estos insectos es la pérdida de su hábitat natural, el cambio climático y las malas prácticas agrícolas que con el uso de agroquímicos se convierten en asesinos de estos insectos tan indispensables para el mundo.
Las campañas que hay para ayudarlas a seguir con vida son: Plantar matas que den flores. No usar químicos e insecticidas; deja un plato con agua en el jardín, pues también tienen sed.
Recuerde: de usted también depende la vida de las abejas y debemos todos “ponernos abeja” para que este animalito siga ejerciendo su función sobre el planeta.