La función del arte esta enlazada con la idea del conocimiento, de esa forma de efecto que se expresa como conmoción, como catarsis. El arte se dirige a todos, con la esperanza de desencadenar un motín emocional, una apertura y que sea aceptada.

No propone argumentos racionales a las personas, sino transmitir una energía íntima y transformadora. Una imagen se puede crear y sentir, aceptar o rechazar, pero no se puede comprender en un sentido racional. La creación artística exige del artista una verdadera entrega de sí mismo, en el sentido más trágico de la palabra. A diferencia de la ciencia, la obra de arte tampoco persigue un fin práctico de importancia material, cuando un artista crea su imagen, está a si mismo superando su pensamiento, que es una nada en comparación con la imagen del mundo captada emocionalmente, imagen que para él es una revelación. Pues el pensamiento es efímero y la imagen absoluta. El arte entonces es una pieza clave para la construcción de un pensamiento con todos los sentidos. El poeta es una persona con la fuerza imaginativa y la psicología de un niño. Su impresión del mundo es inmediata, por mucho que se mueva por las grandes ideas del universo. Es decir, no describe el mundo, el mundo es suyo.

Para la recepción de una obra de arte, es condición imprescindible estar dispuesto y ser capaz de tener confianza, fe en un artista. Pero en ocasiones resulta difícil superar el grado de incomprensión que nos separa de una imagen poética perceptible exclusivamente por el sentimiento, una actitud interior especial.

Una de las características más tristes de nuestro tiempo es, en mi opinión, el hecho de que hoy en día una persona común y corriente, queda definitivamente separada de todo aquello que hace referencia. La moderna cultura de masas “Una civilización de prótesis”, pensada para el “consumidor”, mutila el pensamiento, cierra al hombre cada vez más el camino hacia las cuestiones fundamentales de su existencia, hacia el tomar conciencia de su propia identidad como ser espiritual. Pero el artista no puede, no debe permanecer sordo ante la llamada de la verdad, que es lo único capaz de determinar y disciplinar su voluntad creadora. Solo así obtiene la capacidad de transmitir su fe también a otros. Un artista sin esa fe es como un pintor que hubiera nacido ciego. El artista nada tiene de lo que pudiera estar orgulloso. No es dueño de la situación, sino su vasallo su servidor; la creatividad es para la única forma de vida posible, y cada una de sus obras supone un acto al que no se puede negar libremente. El arte no se da para despertar pensamientos, transmitir ideas o servir de ejemplo. La finalidad del arte consiste más bien en preparar al hombre para la muerte, conmoverle en su interioridad más profunda.

Cuando un ser humano se topa con una obra maestra, comienza a escuchar dentro de si la voz que también condujo al artista a realizarla. En contacto con una obra de arte así, el observador experimenta una conmoción profunda, purificadora. En aquella tensión específica que surge entre una obra maestra de arte y quien la contempla, las personas toman conciencia de los mejores aspectos de su ser, que ahora exige liberarse. Nos reconocemos y descubrimos a nosotros mismos.

Una obra maestra es un juicio – en su valides absoluta – perfecto y pleno sobre la realidad, cuyo valor se mide por el grado en que consiga expresar la individualidad humana en relación con lo espiritual.

Quien interpreta una obra de arte, normalmente centra su atención en un campo determinada o para ilustrar en la su propia posición, pero en muy pocas ocasiones parte de un contacto emocional, vivo, inmediato, con la obra de arte. Para una recepción así, pura, haría falta una capacidad fuera de lo común para llegar a un juicio original, independiente, “inocente”-por llamarlo de algún modo-; pero el hombre normalmente busca confirmación de la propia opinión en el contexto de ejemplos y fenómenos que ya conoce, por lo que juzga las obras de arte por analogías con sus ideas subjetivas o con experiencias personales. Por otro lado, la obra de arte cobra, gracias a la multiplicidad de los juicios que de ella se emiten, una vida cambiante, se enriquece y así llega a tener una cierta plenitud de vida.

Las obras de los grandes poetas no han sido leídas por la humanidad – solo los grandes poetas son capaces de leerlas-. Las masas, sin embargo, las leen como si leyeran las estrellas… a la mayoría de las personas se les enseña a leer solo para su propia comodidad, como si se les enseñara a contar para que puedan comprobar las cuentas y no ser engañados. Pero del leer como noble ejercicio intelectual no tiene idea; además hay una cosa que se puede llamar leer en el más alto sentido de la palabra: no aquello que nos adormece narcotizando nuestros más altos sentimientos, sino aquello a lo que hay que acercarse de puntillas, aquello a lo que dedicamos nuestras mejores horas de vigilia.

Lo pleno en el arte, la maestría se produce, en mi opinión, cuando ni en las ideas ni en la estética se puede entresacar o destacar algo sin que sufra la totalidad.

Para aclarar mi propia postura frente a la actividad creadora, conviene estudiar un artista cinematográfico con el que me siento especialmente identificado: Luis Buñuel. En sus películas nos encontramos una y otra vez con la actitud del inconformista. La protesta apasionada, irreconciliable y sin concesiones de Buñuel se expresa sobre todo en la estructura emocional de sus películas, contagiosas precisamente en el nivel emocional.

No es una protesta calculada, intelectual, pensada. Buñuel tiene suficiente sensibilidad artística como para no caer en un panfleto meramente político, que en mi opinión siempre tiene algo de mentira, cuando en una obra se expresa de modo inmediato. Buñuel está determinado sobre todo por una conciencia poética. Sabe que una estructura poética no necesita declaraciones de ningún tipo. Que la fuerza del arte está en otro lado, en su fuerza de convicción emocional, es decir en su viveza única.

Veinte años enseñando en la Escuela de Cine el Séptimo Arte, con la influencia de los maestros y películas como el Séptimo Sello y Persona del Director Ingmar Bergman, el Perro Andaluz y Viridiana de Luis Buñuel, Las Mujeres son Así de JoJean-luc Godard, “La Infancia de Iván”, “El Espejo” de Director Andréi Tarkovski; “Ojos Bien Cerrados” de Stanley Kubrick; “Así es la Vida” de Luis Sandrini; “La Isla de las Flores” de Antonio Furtado, otros Directores como Glauber Rocha y nosotros nuestro Cine Colombiano y ver y ver cine; la Escuela de Cine es un lugar donde se aprende a hacer Cine haciendo Cine, donde el cine se discute y se piensa, con profesores que transmiten su experiencia como cineastas vivos de su cine viviente, bajo mi Dirección y que desde los años setenta vengo abriendo camino al desarrollo del Arte y al Cine Nacional, hoy con la Coordinación y Producción de Yully Milena Ruiz, cofundadora de la Escuela de Cine Pakiko Ordóñez y de nuestro nuevo proyecto “Un rincón Para Soñar- Taller de cine para Niñ@s”.

“Si quieres ir rápido ve solo, pero si quieres ir lejos, ve acompañado.” Los Profesores Fundadores de la Escuela de Cine desde el 2009, dejaron huella durante los años que laboraron y paralelo a ello prepararon y desarrollaron su Opera Prima, ya hoy dedicados independientes al Cine de Autor, William Vega Director de “La Sirga “y Director Asistente en “El Vuelco del Cangrejo”; Ángela María Osorio y Santiago Lozano Directores de “La Siembra”; Hugo Andrés Gómez Director de “Baila”; Paola Pérez productora de “La Tierra y la Sombra”; Andrea Estrada Productora vinculada al Equipo de Desarrollo de Contravía Films; Diana Montenegro Productora; Carlos Fernando Rodríguez Realizador; Ernesto Ordóñez Artista Visual, profesor e Investigador; Rodrigo Vélez Actor del “Vuelco del Cangrejo”, “El Rey”, “El doctor Alemán”, “Perro Come Perro”; Santiago Londoño Actor en las Películas 180 Segundos, Señoritas, El soborno del Cielo; Satina Ordóñez Actriz en “El Rey”, “Mermelada”, “La Fiesta de Cumpleaños”; Ingrid Pérez vinculada al equipo de Desarrollo de Contravía Films. Algunos de ellos continúan vinculados a la escuela como asesores o realizadores de Talleres especializados.

“Cada día procuro recordar que mi vida interior y exterior está basada en los trabajos de otros hombres, vivos y muertos, y que debo obligarme a mí mismo a entregar la misma medida que he recibido y que todavía estoy recibiendo”.

Gracias a todos ellos, a los Estudiantes egresados, a los que hoy culminan el Diplomado o los Talleres y a los que están por venir a hace Cine en la Escuela, cada uno su cine; el Director es el primer público, para verse en el espejo.

El Artista el mejor crítico de su creación. Si dialoga con su obra, es un artista.

El Cine sin público no existe, el público es parte de la película. El mejor premio para el cine Colombiano hoy es que, los colombianos asistan a las salas de cine y por internet a ver nuestro cine.

Los Estudiantes hoy Realizadores que aprendieron el Oficio del Cine en nuestra escuela continúan haciendo cine, tienen sus productoras de cine y participan en los diferentes festivales nacionales e internacionales. Vale la pena destacar nuestra visión y actitud abierta hacia otras instituciones educativas, académicas y experimentales en Colombia y otros países; nosotros orientamos a los egresados que desean continuar su aprendizaje y conocimientos de acuerdo a sus deseos; de esta manera algunos ya pasaron esa vivencia y otros están en las Universidades locales en el Valle del Cauca como la Autónoma, Univalle y La Javeriana en Cali, en San Antonio de los Baños (Cuba), En la Universidad de Berlín (Alemania), en la Escuela Lumiere en Paris, algunos han ido a Bogotá a participar de talleres especializados en La Escuela Nacional de Cine entre otras. Compartimos y creemos que el aprendizaje del cine no es una competencia, el cine nos une a todos para realizar nuestros sueños.

En este caminar y hacer de la escuela, la experiencia nos lleva a una nueva etapa la de retroalimentarnos con nuestros propios frutos, haciendo una selección de los más destacados egresados, vinculándolos como profesores en la escuela de cine.

Nace el nuevo método de aprendizaje: “Taller Escuela de Cine Continuo”, aprender a hacer cine y producir cortometrajes con bajos presupuestos, con excelente calidad para encontrar el lenguaje propio, el estilo de narrar de cada realizador.

Se vincula al taller la persona que quiere continuar haciendo cine, corto tras corto hasta llegar a la propuesta de desarrollo para un largometraje con la asesoría de nuestros profesores.

Igualmente surge el proyecto de conformar el equipo de realización cinematográfica para cortos y largos con egresados de la escuela de cine, que ya tienen sus propias productoras, equipos y experiencia; en común acuerdo nos asociamos en cada proyecto.

Estamos en una nueva sede aquí en Caicedonia municipio del valle del Cauca, que nos permite consolidar y dar apertura al proyecto “Un rincón para soñar – Taller de cine para Niños y niñas”, Talleres Cortos para Grandes Historias (presenciales y virtuales), igualmente los Diplomados dirigidos hacia la Escritura del Guion y su realización para Cortometrajes y Largometrajes (personalizados presencial y virtual) para jóvenes y adultos con o sin experiencia.

Además, el próximo proyecto en gestación será dar apertura formal a la CASA DE LAS ARTES CON ÉNFASIS EN CINE DE AUTOR en el Barrio Zúñiga en Caicedonia, la propuesta alternativa de “Cinestres” El Cine Club Ciudad Solar, proyección de cine y formación de público, con la posibilidad para los espectadores de diseñar los ciclos de cine y sustentarlos en los foros.

www.escinecali.org -cel:3142937432

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  • Raquel Correa U dice:

    Felicitaciones y éxitos en este proyecto “ Un Rincon para Soñar”
    Lucha que da felicidad a quienes lo realizan y a quienes lo dirigen para
    que se haga realidad.

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