Arrierías 87

Mario Ramírez Monard

Los colombianos estamos viviendo una situación extrema de polarización que puede desencadenar en una violencia interna sin precedentes, aunque ya hemos recorrido grandes etapas históricas en medio de conflictos sociales y una guerra interna sin fin desde épocas de la conquista.

Los directores de este medio de información cultural, científico, social y proactivo no utilizamos Arrierías para hacer difusión partidista o proselitismo de ideologías predominantes o determinadas. Partimos del principio básico del respeto profundo por las ideas y las creencias de las personas e invitamos a la reflexión, a la solidaridad a participar en actividades que sirvan a la comunidad en general. Cuando hacemos denuncias sobre abusos en contra del medio ambiente, contra acciones anti-cívicas de la comunidad o de abusos en contra de los niños (como en el caso de alimentación de niños campesinos), no lo hacemos contra autoridad determinada. Simplemente anunciamos el hecho para su correctivo.

Es probable que estas denuncias, provenientes de la misma comunidad, sean tomadas por políticos o administradores de lo público como acciones en contra de la ejecución o mandato de alguien o un grupo político nacional, regional o local, pero no es así.  Presentamos hechos que afectan a las personas para que sean subsanados. Arrierías es un medio al servicio de la comunidad, sin excepción. No tenemos en cuenta tendencias políticas, religiosas, sociales o económicas para exigir el bienestar del ser humano como bien lo determina nuestro Ordenamiento jurídico cuando hace referencia a la DIGNIDAD de las personas. 

Dicho esto, el sentido de este editorial va dirigido a todos los colombianos para que excluyan de su diario vivir toda acción dirigida por determinados dirigentes de centro, izquierda, derecha o por sermones que vienen desde púlpitos de las iglesias que pululan en el país para exacerbar ánimos que fácilmente lleven a la agresión verbal o física en contra de los demás cuando difieran de nuestras creencias. El concepto de libertad de opinión, de pensamiento debe imperar y es aquí cuando debe exigirse la práctica del respeto por un concepto, una creencia.

El sectarismo ha sido uno de los males más destructivos de la sociedad humana. Las sectas han llevado al asesinato, a la destrucción, al arrasamiento de sociedades y civilizaciones. No podemos olvidar al nazismo y sus campos exterminio; las guerras religiosas del cristianismo, las cruzadas, el terrorismo del islam, la guerra destructiva de Israel contra la población palestina, el lanzamiento de bombas sobre Hiroshima y Nagasaki.

Nuestro país, Colombia, ha sufrido las terribles consecuencias del odio partidista. Miles de personas asesinadas por una creencia, una ideología cuando dirigentes conservadores y liberales impulsaron esa violencia para lograr el poder, el dominio de tierras, problema que originó la aparición de guerrilla, paramilitares y delincuencia.

Hemos sufrido la extorsión, el asesinato masivo o predeterminado; el secuestro, abominable crimen usual en nuestro país. No podemos olvidar los campos de concentración de la guerrilla donde han tenido por días, meses y años a integrantes de las fuerzas armadas en condiciones infrahumanas que recuerdan los mismos campos de concentración nazi también a opositores, a propietarios de predios o comerciantes quienes deben pagar enormes sumas por su liberación. Todos, al unísono, debemos decir NO a la violencia y debemos empezar por vetar, aislar y rechazar a politiqueros de los distintos partidos que en nuestro país siguen utilizando el mismo lenguaje violento que usufructúan con tanto beneplácito. La lucha por la paz debe ser una constante. 

“Hay una buena razón por la que nadie estudia historia, simplemente, te enseña demasiado”. Noam Chomsky

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  • Gonzalo Musitu Ochoa dice:

    El texto del Dr. Mario Ramírez me ha parecido fantástico, además de muy prudente, riguroso y sosegado con alusiones a la historia reciente y pasada de Colombia. También creo que es perfectamente transferible a otros países y culturas. La confrontación política extrema no trae nada bueno y es un indicador de alto riesgo para la convulsión social. Gracias, es un texto que invita a la reflexión.

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