Nunca olvidaré a mi primera novia. Inocencia, ingenuidad virginal, candor naciente, sueños ya desvanecidos…florecía los rasgos de una incipiente edad de enamoramientos furtivos en un período de advertencias paternales y castigos. Eran otros tiempos casi medievales….
Ese primer devaneo fue fugaz como el viento del ocaso, pero tan puro como las gotas del rocío. Fue un amor nacido en el campo entre frutales, atravesando como un galgo manantial parasonreírle,hablarle congestos infantiles y expresarle mi más puro sentimiento…Los afectos se encontraban raudamente. El pudor, las palabras prisioneras, el pensamiento atropellado el rubor en las mejillas, el corazón saliéndose del pecho agigantado…Todas esas cosas castas e inocentes las viví estando junto a ella, sin saber por qué pasaban. No importa ahora saber su nombre. Se podría llamar Aurora como el despertar de la mañana, Alba o tal vez María como la que adorna los altares…basta tener su recuerdo en mi memoria y recrearme con emoción palpitante en este sortilegio de nostalgias.
Con cuánto hechizo rememoro aquellos asomos de ternura, penetrantes, sin malicia dominados por una timidez inexplicable que ya después en mis años plenos se volcarían despiertos en pasión acelerada….
Estas estampas de mi vida han quedado suspendidas en mi álbum de cenizas.
Eran los tiempos buenos…cuando hasta la noche le daba luz a las cosas!!!