Arrierías 85

 Fernando González Muñoz

General en Retiro

Arauca, octubre 5 de 1989

Maya… la secretaria privada de la Intendencia se veía aquel día más atareada que de costumbre…, el despacho intendencial rebosaba de gente en la amplia estancia de la recepción…,

Se respiraba un ambiente pesado y un calor sofocante… Los funcionarios intendenciales y visitantes de aquel día estaban impacientes… era sin duda una mañana congestionada, como tantas otras de las acostumbradas en la cotidianidad Araucana.

De pronto… lo que parecía normal… una llamada rutinaria del Ministro de Gobierno, seguramente para preguntar por la evolución de la situación de orden público, en esta región que era tema preocupante, recurrente y prioritario del gobierno… ocurría casi a diario.

De inmediato recibí personalmente la llamada y preparé mentalmente la respuesta… “señor Ministro, no ha habido novedad especial” pero no alcance a pronunciar palabra alguna porque la voz tronante y alterada del ministro salió como ráfaga…:

 –“El Eln, llamó para dejar este mensaje… “Que en el corazón de Arauca quedó clavado el corazón del Sarare…” ¿Que significa esto…?; Que fue lo que paso…? –

– “No tengo idea Ministro… voy a indagar y de inmediato lo llamo. Me parece muy extraño, no sé lo que eso significa. – Al otro lado de la línea se oyó el golpe brusco que denotaba la tirada apresurada del aparato.

Raro mensaje… –reflexioné-. ¿No le encuentro significado… Atando cabos continúe cavilando y de pronto recordé que, en la homilía del domingo anterior, ¿el oficiante reitero que la iglesia era el corazón del Sarare… pero qué relación había…?

No hallé ninguna y continúe con la preocupación de averiguar con los distintos organismos y unidades de la fuerza pública, si tenían alguna información o novedad… Ninguno de ellos reportó nada y así se lo comunique una hora después al ministro… eran las 10 de la mañana del día 3 de octubre… e iniciamos el, consejo de seguridad que se hacia todos los martes en la intendencia.

De la casa cural, la monjita secretaria del obispo de Arauca Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, llamó en ese instante para informar que algo grave le había pasado al obispo, pero no se sabía que…

  • “Coronel… estoy muy preocupada. –exclamó-  …el padre Elmer llamó llorando diciendo eso que al Obispo le había pasado algo terrible… pero que no podía decir nada más” – y colgó.

– “Aquí en la curia todos estamos muy preocupados… ayúdenos señor intendente por favor a averiguar qué pasó con monseñor”. –

– “En el corazón de Arauca… quedo clavado el corazón de Sarare!”- Sin duda el mensaje recibido por el Ministro era un anagrama, un típico mensaje en clave, cuyo significado empezaba ya a dilucidarse.

Volví a llamar a Sor Martha a preguntarle desde donde había llamado el padre Elmer y me respondió: – que del gusanero (el gusanero era un nombre coloquial que se le daba al caserío “Brisas del Caranal” jurisdicción de Puerto Nidia, en La Esmeralda, Municipio de Fortul).

La noticia de que algo muy grave había sucedido con el obispo se había filtrado a los medios y empezó el incesante repiqueteo de llamadas de todas partes de Colombia… también de los corresponsales extranjeros.

Por momentos el ambiente se tornaba cada vez más grave… el Presidente Barco personalmente llamaba a indagar y la fatídica respuesta para funcionarios, periodistas, curia, familiares, etc., era la misma…-hay rumores de que el obispo le pasó algo grave, pero no sé nada con exactitud…-

Por fin y a través de muchas peripecias se logró hablar telefónicamente con el padre Helmer Muñoz, desde una cabina de Brisas del Caranal y la terrible y única expresión del padre Helmer en medio de sus sollozos fue: –“Coronel a monseñor lo sacrifico el ELN”

Ahí fue Troya!

Por fin vimos en el horizonte… en medio de la llanura… el caserío de Las Brisas del Caranal (Puerto Nidia… Gusanero…. estábamos en el “Corazón del Sarare”.

La llegada al sitio fue dramática, el helicóptero sobrevoló sin precauciones… el hábil piloto maniobraba de mil formas para tratar de ubicar el sitio que, por señas, nos habían indicado a medias

El domingo anterior en la misa mayor, el Obispo había anunciado su visita pastoral a Fortul.

Monseñor emprendió viaje en compañía del padre Elmer Muñoz el sábado 30 de septiembre rumbo a la población de La Esmeralda. Allí pasaron la noche y el Domingo 1 de octubre integraron la comitiva en la visita pastoral: el padre Pastor León Sanabonda, Párroco de Puerto Rondón, el padre Robín Rodríguez, Párroco del Fortul, el seminarista Jaime Germán Piracoco y la secretaria de la parroquia de Fortul Claudia Patricia Rodríguez. Luego continuaron ese día a Fortul, donde presidió la eucaristía y celebró y confirmaciones. El jueves 2 partieron hacia Puerto Nidia, a hora y media de camino.

En este caserío se ofició misa, confesiones y luego del almuerzo de regreso a Fortul, a las 3:30 de la tarde al cruzar el puente sobre el caño Caranal, fueron interceptados por bandoleros del ELN.

Un cuerpo ensangrentado, “El Corazón del Sarare” tirado boca abajo a la vera del camino, abaleado, su rostro desfigurado, casi irreconocible, sus manos destrozadas, parte de su masa encefálica esparcida a un lado de su cuerpo, fue lo que vi y recogí de monseñor Obispo Jesús Emilio Jaramillo Monsalve aquella mañana tenebrosa del 3 de octubre del 1989.

“Dios mío y embeleso mío!!

dejo el ministerio de mi vida publica

bajo el amparo de la Santa Trinidad

Asumo la heroica responsabilidad de la fe

El episcopado es una vocación al servicio de la iglesia

El llamamiento divino para ser el Homo Dei

Implica la subida de Jerusalén para ser befado y escupido y también la gloriosa resurrección de que seré testigo

Trocaste mi noche en luz

Mi muerte en vida,

en palabra mi mudez

y en audacia mi cobardía

(Homilía premonitoria de su destino, pronunciada por Monseñor Jaramillo en enero 10 – 1971)

El país todo se conmovió con el brutal asesinato del Obispo de Arauca. El pronunciamiento del gobierno, de los medios de comunicación, de los diferentes actores de la comunidad y las voces aisladas de los jerarcas de la iglesia, resonaron con rabia e hicieron eco al interior y por fuera de Colombia.

En Arauca, las comunidades de la llanura del Sarare, los colonos y los indígenas reaccionaron con total indignación y condena del ELN, a pesar del grado de convivencia e influencia que esta organización terrorista ejercía sobre todo el territorio de Arauca en aquella época.

Posteriormente el “Cura Pérez” del ELN en el comunicado No. 28 difundido en octubre del 89, con razones que a nadie convencieron, trataba de exponer los motivos que tuvo este grupo guerrillero para secuestrar, torturar y asesinar a Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.

Los funerales del obispo marcaron un hito… Representantes del gobierno, el Congreso Cardenalicio, el Primado de Colombia, el plenum de los obispos y toda la comunidad Araucana se hizo presente.

Fue una ceremonia impactante que quedó grabada en la conciencia y en la memoria de un pueblo afligido por el horrendo y brutal asesinato de uno de sus líderes más apreciados y más queridos.

En las expresiones de dolor que se pronunciaron en la homilía durante las exequias en la catedral de Santa Bárbara de Arauca, aquel día 5 de octubre de 1989, la que mayor impacto causó en la concurrencia fue cuando se exclamó con vos trémula y profunda -“Monseñor Jaramillo, tres asesinos acabaron con tu vida, porque treinta millones de colombianos no fuimos capaces de defenderte”-.

Monseñor Jaramillo, fue en esencia un hombre sencillo y bueno, teólogo profundo, orador sagrado de primer orden, ajeno a lo material, admirable condición espiritual, entregado a su vocación misionera. Amaba al hombre del Sarare a quien se dedicó con cuerpo y alma…. De allí el valorado concepto de que la iglesia que representaba era el corazón del Sarare.

De inteligencia aguda y precoz, maestro de maestros, consejero y predicador notable, de temperamento apacible… sereno… reflexivo, “Sin el menor asomo de suficiencia o vanidad, ajeno por convicción de todo orgullo, esquivo a las adulaciones y aplausos. A simple vista se apreciaba su madurez sicológica y alto nivel intelectual. Su sello personal fue el de haber permanecido siempre en la semioscuridad de su sencilla humildad” (Manuel j. Agudelo Mejía, MXY “Seré testigo – Pag 182”)

Han pasado más de 30 años de este injustificable y horrendo crimen. Poco ha cambiado en el corazón del Sarare. Los grupos subversivos continúan matando, saqueando, traficando… los políticos expoliando lo que queda de recursos en esta rica región, los pobladores inconscientes del mal que los rodea contemporizan o son indiferentes a los hechos que los afectan. No obstante Arauca, a pesar de sus pesares levanta airosa su mirada para otear al horizonte desde donde se divisa el futuro de su grandeza.

Nota: En este momento en el que el país se encuentra convulsionado por crisis políticas y gubernamentales, al añorar esta época pasada, sorprende que los colombianos no hemos logrado ningún avance civilizado para neutralizar o mitigar los fenómenos de perturbación que lo siguen afectando.

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