La Suma cero de las Fiestas Aniversarias.
A finales de Julio y comienzos de agosto, de cada año, incluyendo este, se celebran en Caicedonia las festividades que pretenden celebrar el aniversario de la fundación del municipio.
De la vistosidad, concurrencia y participación de años anteriores se ha pasado a la simplicidad de una programación repetida, sin innovaciones que atrae, eso sí, muchos turistas que, como siempre, gastan mucho dinero y se quejan de lo mismo: déficit de alojamiento y la inexistencia de servicio de baños públicos.
Para los caicedonitas del común los eventos son atractivos, aunque deben desplazarse al centro para disfrutar. Todo es centralizado.
La muestra artesanal y de emprendimientos se caracterizó por la asistencia, pero resaltó su inseguridad pues la gente no sabía si curiosear los locales o sacarle el juste a los vehículos que circulaban por la carrera 15 que no se cerró, sino que, al contrario, se estrechó. Es una necesidad planear la ubicación porque pueden permanecer más días, estar más seguros y ser visitados con tranquilidad.
Se recuerda con nostalgia cuando Caicedonia tenía Semana Cívica, realizada para colectar fondos para alguna campaña benéfica o dotar alguna institución. Este evento no se volvió a realizar, pero tampoco se volvió a proyectar la satisfacción de alguna necesidad municipal como regalo de cumpleaños a la ciudad, cosa que, normalmente, se hace en otras localidades.
Nada se inaugura, ni se se coloca una primera piedra, nada se le entrega a la ciudad, barrio o institución, nadie presenta un balance de resultados económicos, como debería ser, y por supuesto, el municipio queda igual o peor que antes de las fiestas. Aunque otros, pocos, quedan boyantes.
Caicedonia, necesita cámaras de seguridad, arreglo de vías, adecuación, mejoramiento y creación de espacios recreativos y deportivos, arborización, campañas de educación para motorizados que no respetan los tres semáforos que existen, recuperación del servicio de salud urbano y rural. En fin, muchas necesidades que pueden ser solucionadas, en parte, destinando parte de los ingresos que dejan las fiestas como regalo de cumpleaños a una ciudad con muchas necesidades insatisfechas.
Eso es la llamada suma cero, fluye el dinero, se recauda, pero no se destina en quien lo merece y necesita.