JOEL GARCIA P.
ARQUEOLOGO
COORDINADOR COMITE DE PROTECCION
ARQUEOLOGICO DEL QUINDIO
(Phaseolusvulgaris L)
INTRODUCCIÓN
La diversidad de especies y variedades que hoy sustentan la agricultura y la alimentación del mundo son el resultado de un largo proceso de domesticación, selección y mejoramiento de especies silvestres y cultivadas. Pero en todo el mundo se está presentando un alarmante proceso de erosión genética de esta biodiversidad. Según datos de la FAO, durante este siglo la diversidad genética de los cultivos se ha reducido 75%.
El régimen de protección especial debe estar orientado a determinar el valor cultural, social, económico y biológico de los centros de origen de la agricultura y la diversidad y su la aplicación en el contexto del artículo 27 del Protocolo de Cartagena.
La agricultura es un innovación de múltiples poblaciones humanas, pueblos y civilizaciones en diferentes regiones del mundo desde hace miles de años, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales de Asia, América y África. Es el fruto de generación de conocimiento, innovaciones y prácticas, trabajo colectivo y acumulado por miles de generaciones de agricultoras y agricultores. La diversidad de especies y variedades que hoy sustentan la agricultura y la alimentación del mundo son el resultado de un largo proceso de domesticación, selección y mejoramiento de especies silvestres y cultivadas.
Los centros de origen de una especie de cultivo son aquellas regiones donde se inició el proceso de domesticación y donde existen los parientes silvestres que originaron los cultivos respectivos.
Estos centros de origen no siempre es donde se encuentra la mayor diversidad de variedades. Esto se debe a que los agricultores de otro lugar, distinto al del origen, pueden haber sido los que desarrollaron mayor número de variedades del cultivo. Es por ello que el debate sobre la amenaza para las variedades cultivadas de los cultivos transgénicos se debe enfocar no solo en los centros de origen, sino también en los centros de diversidad de los cultivos.
Para el caso de América, la agricultura se inició por lo menos hace 12.000 años. Como resultado de este trabajo de selección y mejoramiento realizado por múltiples pueblos y generaciones, se crearon muchas especies y variedades cultivadas, adaptadas a diferentes regiones geográficas, climas y requerimientos culturales, tecnológicos y productivos de los agricultores. Es así como la región tropical y subtropical de América es el centro de origen y de mejoramiento de cultivos como: maíz, fríjol, papa, tomate, ají, calabazas, yuca, ñame, batatas, algodón, tabaco, piña, cacao, caucho, pimienta y muchos otros tubérculos, raíces, cereales, frutales, plantas medicinales y de otros usos.
América Latina es la región del mundo que tiene mayor diversidad agrícola, es por ello que la introducción de plantas transgénicas tienen un gran riesgo, especialmente por la posibilidad de transferencia de estos genes modificados en las plantas silvestres y las variedades cultivables locales, lo que puede causar graves desequilibrios en los ecosistemas.
Una vez que las plantas transgénicas se liberan al ambiente no se pueden contener, el cruzamiento natural entre las plantas emparentadas. La vía principal de escape de los nuevos genes a otras zonas y especies es a través del polen, que puede fertilizar plantas sexualmente compatibles en la zona.
NUESTRO FRIJOL
Estos antepasados nuestros, fueron cazadores-recolectores durante más de un millón de años.Luego nacieron las primeras sociedades humanas sedentarias capaces de producir alimentos e iniciaronla domesticación de una gran variedad de plantas y animales en diferentes regiones del mundo, entre ellas Mesoamérica y los Andes en el continente Americano. La domesticación de plantas y animales contribuyó a «La Revolución Neolítica» que marcó un punto importante en la historia del hombre pues la agricultura se convirtió en la base de la economía. Esta domesticación de plantas fue un proceso resultante de la combinación de la evolución natural y la selección empírica practicada por el hombre, mediante la cual se derivan los cultivos domesticados a partir de sus progenitores silvestres. En general, se entiende que la domesticación de las plantas es un proceso dinámico y en curso y es de sumo interés identificar los sitios originales de domesticación de los cultivos desde el punto de vista evolutivo, así como de importancia práctica para los estudiosos y conservacionistas.
Entre los años 12000 y 5000 a. C. en diferentes partes del mundo se domesticaron diversas especies vegetales, entre ellas el fríjol común (Phaseolusvulgaris L). La importancia de identificar el centro de origen y de domesticación de una especie como P. vulgaris radica en que esas áreas son fuente primaria de poblaciones con genes útiles para el mejoramiento genético y de interés para el entendimiento de la evolución, diversificación y conservación de la especie. El conjunto de conocimientos alcanzados hasta hoy, como la edad de los restos fósiles y las características morfológicas, agronómicas y genéticas, establecen que el fríjol común se originó en Mesoamérica y posteriormente se domesticó entre los 5000 y 2000 años a. C. en dos sitios del continente Americano: Mesoamérica (México y Centroamérica) y los Andes (Sudamérica). A partir del fríjol silvestre se formaron dos acopios genéticos domesticados distintos, Mesoamericano y Andino. El uso de nuevas herramientas biotecnológicas y genómicas han ofrecido evidencias definitivas sobre el origen, domesticación y diversidad de P. vulgaris.
En la domesticación del fríjol se redujo la diversidad genética por un fenómeno denominado «cuello de botella de la domesticación», que consiste en la reducción de la diversidad genética de la población en comparación con su ancestro, debido al pequeño número de individuos que fundaron las poblaciones domesticadas.Para determinar el origen y la domesticación de las plantas suelen utilizarse cuatro tipos de evidencias, de acuerdo con de Candolle (1882): estas son las arqueológicas (más específicamente arqueobotánicas); las botánicas (por ejemplo, la distribución de las especies silvestres o de sus parientes ancestrales); las históricas (la existencia de registros escritos que documentan la importancia o existencia del cultivo); y las lingüísticas (por ejemplo, la existencia de palabras que designen el cultivo o conceptos relacionados con el cultivo en lenguaje autóctono).
Los primeros trabajos sobre el origen y evolución del fríjol se remontan a Miranda-Colín (1967) y Gentry (1969), quienes afirmaron que la forma silvestre del fríjol se descubrió en Mesoamérica. Posteriormente, se han propuesto centros de origen y domesticación alternativos que investigaciones sucesivas han ratificado o rectificado.
El fríjol común comprende dos conjuntos genéticos, el Mesoamericano y el Andino, que difieren en sus estructuras y niveles de diversidad genética, tanto en poblaciones silvestres como en las domesticadas. En los últimos años se ha demostrado que la información generada mediante la aplicación de herramientas de marcadores moleculares de ADN ha incrementado el entendimiento sobre la diversidad genética y el proceso de domesticación del fríjol común, contribuyendo en la identificación de las rutas de migración del fríjol en el mundo y permitiendo distinguir el papel evolutivo de la selección, formación y migración.
LOS APORTES ARQUEOLOGICOS
La arqueología es la ciencia que estudia los cambios producidos en las sociedades humanas a través de los restos materiales distribuidos en el espacio y contenidos en el tiempo. Dicho estudio se basa en el análisis arqueológico, subdividido a su vez en la prospección, la excavación y el análisis de laboratorio. Una de las estrategias actuales y precisas para la datación de restos es el uso de técnicas como el 14C, cuyos resultados ayudan a entender el origen y domesticación de las plantas cultivadas. Los restos más antiguos de fríjol (P. vulgaris), se encontraron en el Continente Americano, en dos áreas geográficas lejanas: Mesoamérica y los Andes.
Mesoamérica fue centro de domesticación de cultivos importantes: maíz, fríjol, calabaza chile y cacao. Kaplan comprobó que P. vulgaris se domesticó en el Valle de Tehuacán, Puebla, México hace aproximadamente 7000 años, probablemente en asociación con el maíz. En las cuevas ‘El Guitarreo’ y ‘El Callejón’ en Hualyas, Perú se recuperaron restos de P. vulgaris, con características similares a las formas actuales cultivadas de fríjol, indicando que Perú pudo ser uno de los primeros centros de domesticación del fríjol. El análisis de los restos de plantas con base en la prueba del 14C indicó que la edad media del P. vulgaris domesticado es de 7680 ± 280 años (Kaplan et al., 1973).
El análisis de los vestigios de fríjol, maíz y calabaza encontrados en cuevas de México (en los Estados de Tamaulipas, Puebla y Oaxaca) por medio del método del radiocarbono y el uso de la espectrofotometría de masas con acelerador (AMS), reveló una edad de la forma domesticada del fríjol más reciente y menor a 2400 años.En resumen, las evidencias y estudios arqueológicos soportan el origen Mesoamericano del fríjol y que las conclusiones morfo-agronómicas y bioquímicas muestran el origen Mesoamericano del fríjol común, así como la presencia de tres centros de domesticación: Mesoamericano, Norte Andino y Sur Andino.
CONCLUSIONES
La transición de la caza y la recolección como forma de vida, a la economía basada en la producción de alimentos (producción agrícola), tanto en Mesoamérica como en los Andes, fue un proceso de desarrollo largo y complejo, que involucró la adopción y domesticación de diferentes plantas en regiones con ambientes diversos para solucionar los problemas de alimentación y adaptación al ambiente local. La determinación exacta de la edad de los restos de plantas cultivadas que aparecieron por primera vez en los registros arqueológicos en áreas y regiones diferentes del mundo, representan una base esencial para el entendimiento de esta transición (Smith, 2005).
El análisis de muestras de las primeras plantas domesticadas con el método convencional de análisis de radiocarbono de restos vegetales indican que la domesticación de P. vulgaris ocurrió alrededor de 5000 años a. C. Las investigaciones realizadas coinciden en identificar el origen del fríjol en Mesoamérica, concretamente en México, especie que migró a Sudamérica. El aislamiento geográfico dio lugar a dos acervos genéticos: el Andino y el Mesoamericano. Los estudios con enfoques arqueológicos, morfológico-agronómicos, bioquímicos y moleculares ofrecen evidencias diferentes y, aparentemente, inconsistentes.
El origen del fríjol común es Mesoamericano y, a partir del «cuello de botella de la domesticación», concepto descrito anteriormente, se formó el cúmulo Andino antes de la domesticación, que por migración se llevó a Sudamérica. Resultados recientes apuntan a ratificar el origen Mesoamericano y Sudamericano de P. vulgaris, que dieron lugar a los conjuntos genéticos actualmente conocidos. La domesticación ocurrió en forma independiente en cada región a partir delas acumulaciones locales.Los nuevos métodos de determinación de la edad de restos de plantas indican tiempos de domesticación menores que los del radiocarbono convencional. En el contexto arqueológico es limitada la cantidad de información actualmente disponible para explicar el inicio de la domesticación de plantas y por consiguiente el origen de la agricultura.
De manera global se podría indicar que a través de los años los resultados y conclusiones relativos al tópico que se ha revisado, analizado y discutido entre los especialistas, se han producido modificaciones y adecuaciones, particularmente porque en algunos casos la dispersión de germoplasmas no eran lo más amplio y representativo posible, las técnicas de análisis se han perfeccionado y, por ende, ahora son más precisas en la identificación, asociación o clasificación del germoplasma.
Como también lo hemos visto, los trabajos posteriores a ese año han «identificado» regiones alternativas de domesticación, pero los resultados varían en función del sistema de análisis o del germoplasma analizado en cada caso.
Las evidencias aportadas por investigaciones con enfoques arqueológico, morfológico-agronómico, bioquímico y molecular, indican que el fríjol tiene su centro de origen en la región de Mesoamérica, particularmente en el occidente y sur de México (desde Jalisco hasta Oaxaca), y que hubo dos centros de domesticación: uno primario (Mesoamérica) y otro secundario (Sur Andino). Las evidencias actuales no permiten discernir claramente al Norte Andino como un centro de domesticación adicional.
NOTA: es de advertir que, por tratarse de temas esencialmente divulgativos, se omiten referencias bibliográficas, fuentes einserción de citas.