Fotos por Jairo Sánchez
Filandria, en el Quindío, es un municipio con un espectacular clima propio de los lugares situados cerca a los dos mil metros sobre el nivel del mar, no necesita ser descrito, solo visitado, admirado y reconocido por ser la más viva expresión y representación del Paisaje Cultural Cafetero.
La arquitectura paisa es lo más sobresaliente en todas sus calles en las que parece no transcurrir el tiempo, aunque, a raíz del auge turístico de la región cafetera, sus calles son un río humano buscando lugares gastronómicos, artesanales, típicos o simplemente disfrutando de un entorno pueblerino como pocos.
Allí, mimetizada entre toda la variedad de oferta turística, se encuentra “La Tasca Española”, la cual, sorprendentemente, no es de ningún español sino de un filandés quien escogió el lugar de sus raíces para ver pasar el tiempo en compañía de sus mejores recuerdos y la pasividad de una tranquilidad alcanzada después de mucho rodar con las vueltas que da la vida.
Su propietario, Oscar Ramírez B, puede auto considerarse un emprendedor cuando esa palabra no existía en la jerga comercial. Lo reconocimos, luego de la diáspora del bachillerato, en el centro de Bogotá, haciendo sus pinitos de mercader calle a calle ofreciendo camisas de excelente manufactura materna, transportadas en un cajoncito como el de los vendedores de dulces callejeros, colgado al cuello.
Como buen paisa berraco, echado pa lante y sin temor al fracaso lo volvimos a encontrar en un portón alquilado ofreciendo sus productos con marca propia. Y luego, propietario de varios almacenes que generaron una marca reconocida en toda Colombia.
Así nació un imperio económico que llevó a este carismático personaje a sentarse a los pies del Olimpo económico con una expansión internacional de sus actividades empresariales que le permitieron degustar los placeres de una vida sibarita como pocos la han tenido y que hoy en día, sin extrañarla, la guarda para sí y la saca a relucir, sin pretensiones en las amenas tertulias sobre arte, vinos, libros, viajes, teoría económica, macro y micro empresa, y los plasma en los diferentes pasajes de su novela, aún sin terminar: “Mi Destino es Paris” donde se sublimiza el amor sin dejar al lado el buen gusto por los lugares y comidas más refinados del mundo.
Ahora, en el ocaso de la vida, cuando la mayor parte del camino se ha recorrido, y lo que falta es tan poco que no es medible, su refugio es un negocio, nuestra serendipia, que es grandioso sin ser grande. Grandioso por el ambiente que allí se siente, por la atención del propietario y su única empleada, su calidad de anfitrión, sus atenciones y su Tabla de Quesos, Tortilla española, Pasta italiana con albóndigas, variedad de cervezas y calidad de vinos elegidos o recomendados de procedencia francesa, española o chilena.
La Tasca tiene una característica, la decoración, para algunos, antigüedades, objetos de colección, o chucherías, si le gustan, se le venden.
El local, no es grande, es apropiado para llevar una vida solazada, rodeado de amigos de tertulia y visitantes permanentes como lugar turístico. Este local es, según el propietario, la culminación de los afanes y donde poco importa el dinero, pues se tuvo a manos llenas y ahora se disfruta del momento con la familia, los amigos, los visitantes, el entorno y sobre todo la felicidad de que lo poco es mucho cuando se llega al final del camino colmado de satisfacciones por lo que la vida ha brindado.
Filandia diciembre 5 de 2021.