Caicedonia próximamente estará arribando a su aniversario de fundación número 111, pero esta vez será diferente la celebración porque estamos en medio de la pandemia del Covid 19.

Sin duda este hecho hace que la celebración no sea tan pomposa como antes cuando para cada aniversario la ciudad se viste de fiesta para decirle a propios y visitantes que esta de cumpleaños que es como una muchacha alborotada que festeja jubilosa un año más de vida.  

Seguramente esta vez serán menos los paisanos que lleguen hasta el municipio para dar y recibir abrazos, para festejar el encuentro con aguardiente y anécdotas de tiempos pasados, o para cuando el aguardiente hace su efecto gritar a todo pulmón un viva al “mejor vividero del mundo y sus alrededores”.

Tal vez para esta ocasión el miedo que produce el contacto humano, las aglomeraciones, nos acallen la bulla que siempre hacemos durante el festejo, nos apague los gritos que de esquina a esquina lanzamos saludando al recién llegado o celebrando un encuentro soñado, pero disipado en el tiempo y en los oficios que nos han alejado de los amigos.

Esta vez quizá no recorramos las calles en bullicio, buscando a los amigos, saludando como reina con la mano en alto o buscando la foto oportuna para testimoniar esta visita cumpleañera.

Esta vez no se repetirá aquello que alguna vez escribí para unas fiestas aniversarias: “Caminar por las calles de Caicedonia en fiestas es encontrar caballeros a caballo, caballeros sin caballo y otros no tan caballeros pero con caballo; amazonas de a pie, minutos de celular a 200, parejas que caneca en mano brindan “por el mejor vividero del mundo”, otra venta de minutos de celular a 200 el minuto. Es sentir la mezcla de olores que ofrece la ciudad en carnaval: huele a chuzo, a mazorca de maíz asado, a sexo, a papas fritas, a crispetas a manteca quemada. Minutos de celular a 200 y más mujeres bellas desfilando en las calles”.

“Caminar las calles de Caicedonia en fiestas es ver hermosas mujeres en yines, en minifalda, en tenis, en tacones, mujeres de botas y otras que no creen en nada, chicas enrumbadas y otras sin rumbo. Caicedonia en fiestas es una delicia, con hotelería colmada y moteleria ídem. En las calles en fiesta de mi pueblo uno puede encontrar jugadores de dados, de ruleta, de perinola, gente que juega a ser felices, otros que juegan al amor, uno también encuentra algunos jugando a ser ricos y los ricos…divirtiéndose”.

Esta seguramente será una celebración diferente, pero ahí estaremos rememorando mejores momentos y con un dolorcito en el alma por aquellos que debido a esta fatalidad que nos tocó vivir en forma de Pandemia, la muerte acalló sus risas y su alegría.

El Director

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