A propósito de los diez años del PCCC.

El pasado 25 de junio se cumplieron 10 años de la declaratoria y reconocimiento por parte de la UNESCO  del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano (PCCC) como patrimonio de la humanidad y varias son las lecturas que como balance de dicho acontecimiento se pueden hacer. Más que al hecho en sí de la declaratoria, es a mi modo de ver de mayor trascendencia la historia que tiene el PCCC como constructo cultural y sobre todo el proceso que antes, durante y después del reconocimiento, se ha venido dando en cada uno de los 47 municipios que forman parte de éste.

 Para su estudio, asumo al PCCC., como un sistemaabierto, dinámico y ecosistémico que pudiéramos decir, que igual que los organismos vivos, también tiene vida: nace, crece, se reproduce y puede llegar a morir. ¿Es por esto que para abordar el balance de lo acontecido en estos diez años me formulo entre otras, la pregunta acerca de la manera cómo se está transformando y va evolucionando el territorio que comprende el PCCC, con relación a los valores y atributos que lo caracterizan en cuanto a la naturaleza, las formas de producción, la economía y la infraestructura y cómo impacta ese desarrollo al bienestar de la población que lo habita en lo social y lo cultural?

A esta pregunta central, personalmente en la indagación que he venido adelantando, le he formulado una hipótesis fundamentada en la tesis del equilibrio entre cuatro capitales: el económico, el social, el cultural y el ambiental. Dicha hipótesis es la de que dicho paisaje, debido a los factores, tensiones y contradicciones que se viven en el territorio que lo comprende, éste enfrenta el desafío de permanecer, fortalecerse o desaparecer como tal y, SÓLO SIse conserva el equilibrio entre los cuatro capitales, se logra la sostenibilidad y la sustentabilidad como condición de salvaguarda para la conservación y desarrollo del PCCC, y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del territorio.

He tenido la oportunidad de visitar un buen número  de municipios que  forman parte del PCCC y de leer varios de los estudios que sobre éste se han adelantado en la región  y a manera de balance lo que  puedo concluir hasta ahora, es que, desde lo cultural con las otras dimensiones pero especialmente desde la dimensión humana más que en la física, biológica o económica, poco o casi nada ha impactado esta declaratoria en lo relacionado con el bienestar social y calidad de vida de quienes son los verdaderos protagonistas del PCCC,  es decir, en los hombres y las mujeres del campo que a mi modo de ver, son los que han contribuido y siguen aportando  con sangre, sudor y lágrimas, a construir ese paisaje del que hoy  nos sentimos orgullosos.

Tal vez en lo que mayor protagonismo ha tenido el PCCC es en lo que ahora llaman la “cuarta ola”, la de los “cafés especiales”, (de mejor calidad) que siguió después de la tercera ola, de expansión de la caficultura (de extensión en cantidad) que se derivó de la bonanza de los años 70-80 y que en estos tiempos adquiere una nueva dimensión en cuanto a infraestructura y tecnología. Matizado este avance con el auge del agroturismo que encuentra en el paisaje cultural cafetero la mejor excusa para sacar adelante proyectos económicos algunos de los cuales llegan a ser ostentosos en su diseño y magnitud, contrasta dicho paisaje de fincas cafeteras con  casas bonitas, en donde llegan inclusive a tumbar cafetales para construir hostales,  (finca hoteles) ahora con piscina,  pero al lado de entornos humildes en los que se sigue  viviendo y sufriendo  los rigores de la pobreza campesina.

Para lograr  una mirada integral de  la evolución  que ha tenido el desarrollo del PCCC en nuestro territorio en estos diez años ya transcurridos, considero que  se deben tener  como referentes además de los criterios y matrices que contienen el Plan de Manejo y Conservación del PCCC a nivel local y regional, los indicadores del Índice de desarrollo humano (IDH) y de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), así como los de la huella de carbono y de huella hídrica ya que en la actualidad lo que se ve es que con la expansión de la minería y de  otros cultivos que compiten por la supuesta baja rentabilidad económica del café como son el aguacate, los cítricos, el banano y el cacao, muchos son los impactos sociales, ambientales y culturales que se pueden derivar de esta transformación y que representan no sólo ciertos riesgos para  la permanencia del PCCC sino también para el bienestar y calidad de vida  de los pobladores de la región, especialmente el de la gente del campo.

De manera particular he podido comparar el  desarrollo que han tenido municipios como Caicedonia, Sevilla, Argelia y el Cairo así como otros del Quindío y  puedo decir que en estos tres últimos del Valle, a diferencia de Caicedonia, se aprecia un verdadero compromiso tanto de los habitantes como de sus líderes y gobernantes por conservar los bienes, valores y atributos  propios del PCCC, especialmente en la parte de la infraestructura urbana y  en lo referente a  la arquitectura paisa que le es  característica. En este sentido puedo decir que los pueblos, igual que las personas, van tomando sus propios rumbos, eligen su propio destino, adquieren “su propia personalidad”.

Así por ejemplo, Caicedonia que otrora fuera un pueblo tradicional, apacible, que conservaba algo de esa tradición que legaron nuestros ancestros paisas, propia de la cultura cafetera, hoy le apuestaa convertirse en ciudad moderna, se perfila como una ciudad dinámica, alegre,  acogedora y próspera;  con nuevas edificaciones, con grandes  negocios de comercio y de servicios, con altas edificaciones, hoteles y conjuntos residenciales pero,  en donde poco o casi nada, se conservan  lasviejas casas de bahareque, así como se pierden también otros valores y atributos propios del PCCC.

Hoy extrañamos las viejas casas símbolo de la arquitectura paisa que con sus altas y grandes puertas, sus ventanas y postigos, sus aleros y balcones albergaron a los miembros de numerosas familias fundadoras del pueblo. Casas que fueron en su momento, testimonio de una época también de progreso, cimentadas entonces en materiales nobles que reflejaban la nobleza de una raza: la guadua y la esterilla, la madera y el barro. De esas viejas casas de nuestros ancestros, ya quedan pocas y éstas, pareciera que se resisten a su demolición, con fortaleza y altivez, como queriendo permanecer en el tiempo, para que no olvidemos nuestras raíces y nuestros antepasados.

Sabemos que el turismo puede  representar un eje importante para el desarrollo económico y que el progreso no se puede detener pero debemos manejar criterios éticos, de responsabilidad social y ambiental para promover un turismo que no sea invasivo ni depredador con  desarrollo a escala humana, pensando en el bienestar de las gentes y en  un turismo cultural  y de naturaleza que sea respetuoso  y permita reconocer y valorar el patrimonio natural, social y cultural con el que se conserven el PCCC  con él,  nuestra identidad.

No se trata de asumir una postura romántica y nostálgica ni de   oponernos al progreso, oal desarrollofísico ni a la iniciativa privada que con buenas motivaciones y espíritu sano de competitividad estimulan eldesarrollo económico, social y cultural de una ciudad que, como Caicedonia, ya tiene asegurada una ubicación estratégica en el eje cafetero y como tal se perfila como un próspero y atractivo destinoturístico en la ya reconocida “ruta del café”. Lo que se quiere es invitar a reflexionar sobre el tipo de desarrollo y a la clase de turismo al que se le quiere apostar porque, por ejemplo, el alto costo que está teniendo tomarse un buen café en algunas de las nuevas tiendas que promocionan los cafés especiales, igual que los platos de la rica gastronomía, hace que igualmente se disparen otros precios que en cadena lo que hacen es espantar a propios y extraños.

Contrasta este ejemplo con otros pueblos que sí quieren conservar su condición de pueblo y se sienten orgullosos de su raza  como son entre otros, los de Sevilla, Argelia y El Cairo y casi todos los del Quindío, Caldas y Risaralda  en donde también se impulsa el turismo como actividad económica pero allí si  reconstruyen, se remodelan y se conservan esas viejas edificaciones, se valoran y aprecian los valores y atributos pero ante todo, se cuidan de mantener bajo normas claras de planeación y ordenamiento territorial,  las edificaciones tanto públicas como privadas así como los espacios verdes, los parques, los monumentos y demás bienes, sumado a ello unas políticas de buen trato al turista, de orientación  y de control de precios al consumidor en los establecimientos comerciales para evitar excesos en los precios con los que se espante a los visitantes.

Decía Manfred Max Neef en su teoría de la economía de los pies descalzos como se le conoce o economía para el Desarrollo a Escala Humana, que es la economía la que debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía… Es esta economía la que reconoce que el desarrollo tiene que ver con las personas y no sólo con objetos ni mercancías.  Es una economía que no confunde el crecimiento con el desarrollo. Es una economía que apunta a la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales sin deterioro del medio ambiente.

Bajo este   enfoque socio-crítico y etnográfico, centrado más en la dimensión humana, en un contexto histórico-cultural con una mirada holística, integral,  seguiré pues  abordando    el estudio del PCCC para poderidentificar en el territorio mismo,  los desarrollos que en los próximos diez años tengan los  elementos, bienes,  prácticas, valores y atributos que en cada municipio dan cuenta de las dinámicas de su devenir, enfocado más en la  valoración del Índice de Desarrollo Humano (IDH),  con el que se mide  los adelantos medios de un país, una región o un municipio  en tres aspectos básicos:

  1. Una vida larga y saludable, medida por la esperanza de vida al nacer.
  2. Conocimientos, medidos por la tasa de alfabetización de adultos y la combinación de las tasas brutas de matrícula primaria, secundaria y superior.
  3. Un nivel de vida decoroso, con bienestar medido por el PIB per cápita, índices de pobreza y seguridad social y alimentaria. 

Estos tres aspectos básicos: esperanza de vida, educación y bienestar se complementan igualmente con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y la huella de carbón y huella hídrica, para lograr así una mirada integral de las dinámicas que ha tenido y tendrá el desarrollo del PCCC en nuestro territorio en el período de tiempo de estos diez años ya transcurridos y en los próximos que vendrán, cuidando de no contagiarnos del virus.

Guillermo Escobar Baena. Sevilla julio 6 de 2021

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