El 7 de septiembre de 1960, hace 60 años

Falleció el Dr. Alfonso Ortiz Tirado…

El Dr. Alfonso Ortiz Tirado es sin lugar a dudas el personaje más querido de Latinoamérica en el recuerdo de la vieja canción romántica. Su estilo de tenor académico, limpio en sus interpretaciones enmarcó toda una época musical, habiendo sido el inspirador de un estilo vocal que siguieron después muchos tenores. Son inolvidables los boleros que grabó en Argentina con la orquesta de Don Américo y sus Caribes: “Hablemos de los dos” …

 “Hablemos de los dos

con la emoción sincera

del que oye al corazón

sin ocultarle nada…

Y además “Tú lo sabes”, “Llorar eterno” y “El adiós del marino” …

“Tú lo sabes

que te quiero intensamente

con un cariño grande

que no cabe ya en mi…”

Alfonso Ortiz Tirado nació en Álamo, vieja población del Estado de Sonora, el 24 de enero de 1893. Estando aún muy pequeño, falleció su padre que era médico y su madre se estableció con su familia en la capital azteca.

Cursaba el segundo año de primaria en el Colegio de los Jesuitas cuando fue seleccionado para hacer de cantante solista en un coro que habían formado en el plantel. Sus hermanas Sarah, mezzo-soprano, y María Luisa, contralto, sembraron en él la pasión por la música. A la edad de 8 años cantaba muchos de los pasajes líricos que oía a sus hermanas en los ensayos de rutina.

En una representación musical en la que actuaban sus hermanas en honor de doña Carmen Romero, primera dama de la nación, Sarah se puso afónica y Alfonso continuó cantando el papel, escondido detrás de unos cortinajes. Tenía entonces 11 años.

Pasaron varios años en los cuales terminó sus estudios de secundaria y mientras estaba estudiando Medicina en Nueva York, se presentó con gran éxito en el Hotel Waldorf Astoria por el año 1918-19. En 1927 realizó las primeras grabaciones en el sello Olympia en México. Ya siendo médico, se presentó por primera vez en público, el 11 de noviembre de 1928, en el Teatro Esperanza Iris, con un lleno total, interpretando “Elíxir de amor” de Donizzetti, acompañado de Consuelo Escobar y David Silva. El público le hizo repetir el pasaje de “Una furtiva lágrima”, pero tuvo que afrontar fuertes críticas de sus colegas que no aprobaban que, dada la seriedad y prestigio de su profesión, se dedicara a una actividad que tenía muy poca categoría en esa época.

Al mes siguiente volvió a repetir “Elíxir de amor” e hizo dos actuaciones más con Manon. Continuó en 1928 sus presentaciones en la XEB y realizó varias grabaciones para el sello Brunswick. Sus primeras canciones grabadas para este sello disquero fueron “Manon” y “Gratia plena” con el acompañamiento al piano de Mario Talavera. Son también de esta serie, las grabaciones que hizo con la segunda voz de Sarah y también de Talavera. Y grabó además el Himno Nacional de México. En 1929 grabó en México las primeras 6 canciones para la Victor, entre ellas “Nunca te olvidaré” de Agustín Lara, que fueron editadas en el Sello rojo Victrola, exclusivo para las grandes figuras de la canción.

Estudió canto con el maestro Pierson, teniendo como condiscípulos a José Mojica, Pedro Vargas y Juan Arvizu. Y la verdad es que tardíamente en su vida, (tenía 35 años) cuando inició la carrera artística, que de todas maneras siempre estuvo supeditada a su profesión.

El 18 de septiembre de 1930 fue llamado a participar en el programa inaugural de la XEW, La Voz de América Latina, que sería la más importante estación de radio de México. En 1930 se presentó durante 6 meses en los programas de la NBC en Nueva York y grabó para la Victor varias canciones, entre ellas el bolero “Rosa” de Agustín Lara. Ortiz Tirado, solicitó entonces que sus discos fueran editados en la categoría “popular” para que estuvieran al alcance de más público. Mientras comenzaron a circular sus discos en Latinoamérica, volvió a firmar en 1933, otro contrato por 18 meses consecutivos de presentaciones radiales en la NBC. Presentó además un recital privado para importantes directores musicales en el Metropolitan Opera House.

Comenzó a ganar sumas fabulosas y decidió invertirlas en la construcción de una clínica en México, propósito para el cual siguió trabajando y que llegó a ver culminado en 1934. Al regresar a México hizo una gira por las principales ciudades del país, estuvo por tercera vez en Cuba, se presentó en Colombia, siguió a Venezuela y luego a Buenos Aires.

A pesar de que le habían precedido los discos de la RCA, no le fue fácil conquistar al pueblo bonaerense, que apasionado en ese momento por el tango, no entendían que con él, prácticamente nacía un nuevo género musical. Pero logró triunfar en sus presentaciones de radio y teatros y aquellas canciones que sembró, fueron la semilla con la que germinaría en la generación de ese momento, el gusto por la canción romántica y además le abrió el camino al resto de intérpretes mexicanos que triunfaron estruendosamente en la capital argentina, a Juan Arvizu a Agustín Lara, a Pedro Vargas en Brasil.

Contrajo matrimonio en 1932 con Magdalena Avilés y tuvieron tres hijos: María Luisa, Alfonso y Carlos. 

A Buenos Aires volvió en 1935, 1936, 1937 y en los años siguientes. En 1945 grabó con la Orquesta de Don Américo y sus Caribes cuatro boleros que son “clásicos” en su repertorio: “Tú lo sabes”, y “El adiós del marino” (Sept.17). “Llorar eterno” y “Hablemos de los dos”, los grabó el 21 de enero de 1946. También grabó “Cabellera blanca”, “Tú no eres culpable”, “Paloma torcaza” y “La feria de las flores”, (octubre 9 de 1945).

Estuvo varias veces en Chile en donde grabó con el respaldo de la orquesta de Carlos Arijita, el tema “Camino agreste” de Luis Aguirre Pinto, “Rayo de luna” y el torbellino colombiano “No hay como mi morena”. Estuvo en Colombia en 4 oportunidades, 1934, 1947, 1949 y 1952 realizando algunas grabaciones de música colombiana: “Plegaria”, “Hacia el Calvario” y “Sed” pasillos de Carlos Vieco y “Serenata de amor” con el respaldo del Trío Amerindia. En las grabaciones que realizó en Nueva York había grabado dos canciones más con el respaldo instrumental del trío de los Hermanos Hernández, colombianos (bandola, tiple y guitarra) y también grabó con ellos en Buenos Aires.

Después de 1950 se fueron reduciendo sus presentaciones. En 1954 grabó a dúo con Juan Arvizu las que serían sus últimas grabaciones: “Negra linda”, “Linda morena”, “Por qué” y “Ojos de almendra”.

Querido por cientos de mujeres hermosas en Latinoamérica, vivió un doloroso drama sentimental que terminó por apartarlo de la vida pública. En sus últimos años se desesperaba porque ya no podía cantar y comenzó a sufrir un mal cardíaco, que acabó con su vida el 7 de septiembre de 1960. Además, había perdido por completo la memoria. El día de su funeral fue triste y lluvioso y solamente algunos allegados y familiares lo acompañaron hasta su última morada en una fría tarde en que fue sepultado. No hubo quién lo despidiera cantando sus canciones como él lo había hecho en el sepelio de Guty Cárdenas.

Alfonso Ortiz Tirado fue el primer cantante que impulso la canción lírica y romántica en Cuba desde las presentaciones que comenzó a hacer en la NBC en Nueva York en 1930 cuando en La Habana era más importante la zarzuela. Fue el primer cantante que dio a conocer boleros en Venezuela, Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Perú, Ecuador.  En la ciudad de Álamos, donde nació, celebran desde hace varios años un festival con el nombre de Alfonso Ortiz Tirado, pero allí desconocen por completo la importancia de su vida artística. No se oye ni una canción en su voz. Seguramente es en Colombia donde todavía se escuchan sus canciones en los programas de radio dedicados a la música del recuerdo.

El Dr. Ortiz Tirado nos recuerda “Hablemos de los dos”

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